Entre primeros términos...
Debo confesar que soy un fiel creyente del amor.
Lo guardo en cartas, en nombres, en fechas y en camas.
He amado más de tres veces y me han amado otras dos menos.
El amor es un filántropo que siempre está dispuesto a ayudarnos, a enseñarnos que podemos hacer algo bueno por el prójimo.
El amor es un puñado de sentimientos, que unas veces nos acaricia y otras tantas nos patea, pero cuando él se va, no hay más remedio que arrimarle un pañuelo al ojo.
El problema reside en que aunque nos pasemos la vida rehuyendo o escondiéndonos de él, jodidamente siempre nos encuentra para no tener clemencia.