Año viejo, año nuevo...
Sueño con un mundo más conectado a un nivel de consciencia que vibre más allá de lo exterior donde realmente la vibración del corazón sea el sonido que nos una como hijos de una misma fuente que nos nutre con la conexión amorosa de su esencia, resonar con cada uno de mis hermanos fuera del juicio, respetar el libre pensamiento de cada uno, volver a la tierra, sentirme parte de ese sistema fértil y abundante como su hija predilecta que me sostiene y me sustenta, pero como bien sé los sueños requieren que me ensucie las manos trabajando en ellos, así que mi anhelo será el fruto de mi compromiso con él.
Confío que los pasos que vengo dando me vienen preparando para materializar el propósito por el que tomé esta encarnación y que así puedo ingresar en un 2020 con la conciencia de lo que realmente representa como código y portal numérico hacia el tránsito por los caminos de una nueva década que según siento reinicia las estructuras y los sistemas de creencias para vibrar desde mi verdad que es lo que me dice mi interior, esto que comparto es mi sentir y mi intención es desearles un nuevo ciclo con más conciencia.
Honro lo que viví en mi país, pero en mi presente tengo la bendición de echar raíces en otra tierra que me cobija y me sostiene como la mía propia, me abro a fluir porque aunque no lo recuerde es la experiencia que elegí vivir. A mi familia los extraño pero honro el valor de esta separación porque así he aprendido a valorarlos más. No vivo del pasado, aunque guardo en mi cada aprendizaje que me ha dejado, porque necesito dejarle espacio a lo que estoy por seguir viviendo, ya que lo más seguro que tenemos antes del desencarne son los cambios constantes, sino tendría solo que observar la historia y sus matices la cual me muestra que la vida es cíclica, esta generación de venezolanos nos tocó así y abrazar su medicina es el acto de amor más piadoso que puedo tener por mí misma, por mi tierra y por mi gente.
Me abro al agradecimiento porque soy bendecida ya que aunque aun me duelen algunas heridas he sanado otras, por ello honro mi proceso, honro mi vida y la de ustedes que hoy por hoy me acompañan en él, que si hay piedritas, charcos, encrucijadas o tránsitos empinados, no importa porque simplemente la vida es bella cuando se hace con conciencia y esa conciencia me hace recordar que “esto también pasará”.
2019 te digo Gracias por todo lo que me enseñaste fue un año 3 bien movilizado pero nutrido donde de seguro nada será igual.
2020 me abro a tu vibración, a soltar, a crecer, a fluir y a materializar. Nos amo…