Mi cumpleaños #22-De los desastroso a lo divertido
El origen de la celebración me es desconocido, sin embargo por ahí leí que en un principio se celebraba para protegernos de los demonios y que tengamos un buen nuevo año, lo cual me pareció muy interesante. Para mí, un cumpleaños no es algo trivial, ya que es un día donde somos el protagonista de la película, el centro de la galaxia, el empleado del mes, el rey del baile. Me gusta mucho celebrarlo y tener a a mi lado a seres queridos. Lamentablemente los ultimo años no me ha ido muy bien, pero eso ya será tema de otro post.
La celebración de este año comenzó el día 02 de Noviembre, con la fiesta anual de la compañía donde trabajo. Solo puedo describirla en dos palabras: Tremenda rumba. Mucha comida, alcohol, bailé hasta cansarme; tal y como esperaba. Al día siguiente, a pesar de la resaca, quedé con mi compañeros de residencia a bebernos unas cervezas. Déjenme decirles que nada cura mejor una resaca que un par de cervezas, me sentía como nuevo. Pero lo mejor estaba por venir. El plan eres este: Me vería con mi mejor amiga para almorzar y en la noche iría a San Felipe, Edo Yaracuy, a casa de una amiga (Isis) que también estaba cumpliendo años, donde me encontraría con otros amigos del país y haríamos una fiesta de disfraces. Digamos que el plan se cumplió a medias.
El 04 de Noviembre, luego de recibir algunas felicitaciones y alistar mi bolso, salí animado a ver qué me deparaba el día. Me vi con mi mejor amiga, vi a mis sobrinitos (sus hijos) y ¡Vaya! No había notado hasta ese momento lo mucho que los extrañaba. Con solo decir que no los veía desde navidad del año pasado ¡Casi un año! Pero fue muy grato esa coincidencia en la que ella estuviese por acá en mi cumpleaños, hizo mi día realmente especial.
Los amo.
Luego de eso, esperé a que un amigo (Yonaiker) de Los Teques hiciera unas diligencias para irme con él en el viaje. El primer error del día fue el solo hecho de que él haya escogido ese día para hacer esas diligencias, fue el principio del desastre. Salimos muy tarde de Caracas, a las 4 pm, con solo mencionar que el viaje a San Felipe consta alrededor de 4 horas y media; pero íbamos a pasar por otra amiga (Engerlith) en Maracay, así que eso nos dejaba justos. Entre colas y la guardia deteniéndonos a revisarnos, llegamos a Maracay a las 6 pm. Nos vimos con Enger y fuimos al terminal, solo para que nos dijeran que el ultimo bus a San Felipe ya había salido. Sin tomarle mucho importancia, tomamos uno hacia Valencia, ya que eso nos acercaría un poco más.
Una de las cosas que mas me gustó de mi cumpleaños, además de que estaba haciendo algo que me encanta (Viajar), fue que me sorprendieron. En el bus camino a Valencia, me hicieron cerrar los ojos y a probar texturas raras con la boca (no malpensar). Al final sacaron un six pack de donas de chocolate y arequipe, prendieron una vela (Que no duró mucho con el viento) y me dijeron que pidiera un deseo. Esto me emocionó mucho, podrá ser un gesto pequeño pero para mi, es algo muy grande.
Al llegar a Valencia y buscar el bus a San Felipe, comenzó la alarma. El bus se acababa de ir y no iban a salir hasta el día siguiente. Era de noche y tres amigos en el terminal de Valencia: Uno de Caracas, uno de Los Teques y una de Maracay. Buscamos la manera de irnos, llamamos a los otros muchachos para que nos asesoraran, pero ninguna solución parecía llegar. Al final nos resignamos a que ese día no llegaríamos a Yaracuy. Bueno es la providencia o el destino, dependiendo de las creencias, que Enger tiene un padrino viviendo en Valencia y el mismo nos dejó quedarnos en su casa, así que al mal tiempo buena cara, ese día haríamos la pijamada que queríamos hacer pero nunca planeamos.
Mis amigos y yo, Los Doritos Grises nos hacemos llamar, simplemente porque tenemos varios gustos en común (Harry Potter, leer, los Flips, y por supuesto, los Doritos y el color gris). Ellos, en el poco tiempo que los conozco, se volvieron muy especiales para mi; y pasar mi cumpleaños a su lado, fue lo mejor que me pudo haber pasado. Llegamos a casa del tío de Enger, ella ya nos había explicado que las reglas en la casa eran un poco extrañas y al llegar nos dimos cuenta que así era: nos quedamos 3 horas en la sala de estar, esperando al padrino de Enger, sin movernos de habitación porque podíamos ver algo raro. Dejo que el lector saque sus propias conclusiones y continuo con el relato.
Con mis Doritos Grises
Al llegar el padrino de Enger, nos dirigimos a nuestra habitación y nos alistamos para nuestra fiesta privada. Decidimos vestirnos de igual manera para nosotros mismos, sin disfrazarnos, saque dos botellas que había preparado para la reunión y nos pusimos en marcha. Faltando 4 minutos para las 12 am, los muchachos sacaron de nuevo las donas, le prendieron una vela y esta vez si me cantaron cumpleaños como se debe. Fue un momento muy emocionante para mi, sentía mucha felicidad y con el deseo del final, concluía este bonito, accidentado, pero bonito cumpleaños, al menos en términos de fecha, porque la noche era joven y nosotros estábamos a la expectativa.
Echamos cuentos, reímos, bebimos y jugamos juegos. Yona se emborrachó, Enger y yo nos divertíamos con eso, pero a la vez lo cuidábamos. Bailó, cantó y lloró, hablándonos de lo mucho que nos iba a extrañar (se va del país) y lo mucho que significamos para él. Al final me retaron a beber medio vaso de ron puro y eso para mi fue la muerte. Alrededor de las 3 am, aunque habíamos acordado no dormir, caí rendido en la cama. A eso de las 5 desperté un poco y vi que ellos me estaban haciendo compañía, sin embargo habíamos acordado salir temprano para continuar nuestro viaje a San Felipe.
Cansados, aun ebrios, con sueño, con algo resaca y sedientos, nos levantamos. Dejamos el desastre (perdón padrino de Enger) y nos fuimos al terminal. En la vía a Yaracuy, los tres nos dormimos para recuperar fuerza. Santo remedio, al llegar al terminal de San Felipe ya estábamos mejor, sin tantas nauseas. Nos buscaron y nos llevaron a casa de Isis. Allá estaban los demás: Isis, Lorena, Ame, Alfonso, Pedro, Carlos, Jorge. No los conocía en persona, así que yo estaba más ansioso por ir que Yona y Enger. Los saludamos, intercambiamos la experiencia de la noche anterior y desayunamos unas buenas arepas fritas con queso (cortesía de Jorge).
Todo el grupo, la Potterohana
Luego de charlas, risas y entregarle su regalo de despedida a Yona (Una bandera con la firma de todos), nos despedimos de casa de Isis y nos dirigimos al terminal. En el camino, nos entretuvimos cantando canciones de Disney y anime de infancia a todo pulmón, sin importar lo que pensara la gente en la calle (de todas formas nadie nos conocía en ese pueblo). Llegamos al terminal, y cada quien tomó su camino. Yo volví solo con Yona a Caracas, tomando el ultimo bus y gastando lo ultimo que nos quedaba en efectivo. Dormimos y escuchando música en el camino.
Y así llegué a mi casa con una sonrisa en el rostro, satisfecho con la experiencia y con todo lo vivido en mi cumpleaños. Lo desastroso se volvió la divertido, claro ejemplo de que la vida hay que disfrutarla al máximo, sin importar los obstáculos o las malas situaciones. Así terminó mi vigésimo segundo día del nombre. El aniversario numero 22 de mi nacimiento. Mi cumpleaños número 22.