La educación pública o el juego de los incentivos
Caracas, Venezuela
2018.11.15
Autor: Marcos Mora
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Originalmente escrito en un grupo de WhatsApp entre las 9:57 AM hasta las 12:56 PM del 2016.04.24 y adaptado para publicarse en internet en: https://www.facebook.com/notes/marcos-mora/la-educaci%C3%B3n-p%C3%BAblica-o-el-juego-de-los-incentivos/10153100628127824/
[9:57 AM] Ok. Para la clase magistral matutina. Definamos algunos términos: dado un eje colocamos un país libre en un extremo y un país completamente estatizado en el otro. Libre o libertad lo definimos como "ausencia de coacción", y cercenar la libertad de otro es co-accionarlo. La coacción es el uso o amenaza del uso de la violencia para que otro actúe acorde a los deseos del coaccionador. Violencia es estrictamente algo físico, no psicológico. La coacción puede ser institucional, cuando la ejerce un grupo humano organizado con previsibilidad; o puede ser no-institucional, cuando ocurre de manera ocasional e imprevisible, al azar. Esta es la coacción del ladrón común, mientras que el Estado (que se define como el ente que tiene el monopolio de la violencia legítima en un país) es la principal fuente de coacción institucional, sin olvidar a los grupos delictivos armados, que a veces forman "un Estado dentro del Estado".
Todos los países se ubican en varios tonos de gris entre los 2 extremos. Primero veamos un modelo ideal del tema que hemos tocado: educación pre-universitaria típica hasta los 18 años.
En el modelo ideal libre, los padres o tutores tienen la potestad de elegir la educación de sus hijos. Estos pueden usar su tiempo para educar en casa a los hijos, o delegar la educación a otras personas. Al grupo de personas dedicadas a educar a los hijos de otros lo llamamos escuela.
Típicamente cuentan con sus propias instalaciones físicas, profesores, personal administrativo y obrero. Es fácil ver que todo esto implica recursos y el trabajo del personal. Por lo tanto alguien tiene que pagar, la educación es un servicio.
En libertad los padres típicamente producen recursos (y reciben dinero a cambio) en una actividad inconexa con el recinto educativo. Con el dinero pagan por los servicios prestados, en libertad surgen multitud de escuelas y multitud de precios de los que elegir, así como también variopintas calidades educativas. Estas calidades responden a múltiples causas: organización administrativa, administración de recursos, calidad de las instalaciones, bienes muebles y herramientas en uso, el pensum de estudios y la más importante: las personas que laboran, sobretodo los profesores. Entiéndase que las personas son únicas e irrepetibles, por lo que asegurar una uniformidad del personal y del aprendizaje de los alumnos es de entrada, imposible.
En libertad, la potestad de elegir la escuela es de los padres, éstos juzgan la calidad con indicadores subjetivos: comentarios, reputación, hablar con el niño, ver las instalaciones, la confianza que inspira el personal, agencias externas de calificación, agencias externas de evaluación para los niños, etc. Y juzgan el precio de acuerdo a sus posibilidades vs la calidad percibida.
Tendremos combinaciones extremas entre calidad vs precio: baja calidad y bajo precio, baja calidad y alto precio, alta calidad y alto precio, alta calidad y bajo precio. Con sus muchos tonos de gris correspondientes.
Las escuelas de baja calidad y alto precio tienden a desaparecer, basta con que los padres saquen a los hijos y los enrolen en otra escuela.
Las escuelas de alta calidad y alto precio tienden a permanecer, las de baja calidad y precio son en realidad instancias de estas, solo que su precio es acorde a lo recibido, pero cubren un rol al atender a una población que en un momento determinado no puede financiar algo mejor. Estas se vuelven menos numerosas si la sociedad se hace más productiva, y en consecuencia, con mayor capacidad de pago.
Las escuelas de alta calidad y bajo precio son un caso interesante, por que en realidad son escuelas alta calidad y alto precio en las que el padre no cubre el costo completo, alguien más lo cubre, típicamente una organización benéfica que recibe recursos de donaciones. A veces, la admisión del estudiante puede estar sujeta a estudios socioeconómicos (cosa útil para las organizaciones enfocadas en combatir la pobreza) o de orden religioso, que es la naturaleza de escuelas administradas o financiadas por iglesias.
Este modelo funciona porque los incentivos son los correctos: Para el dueño (o los dueños) de la escuela (como ente con personalidad jurídica) su objetivo es ganarse la vida con este servicio, por tanto procurarán ofrecer, precisamente, un buen servicio de educación. Esto implica conservar solo al personal de alta calidad, innovar en sistemas organizativos mejores, innovar en el pensum (plan de estudios) para responder a un mundo cambiante, dar un buen trato y pago para conservar a este personal.
Para el personal, el incentivo es mejorarse a sí mismo, su formación, su trato, aumentar su conocimiento, en fin, su calidad como profesor, administrador u otro rol que elija ejercer. Para obtener así una retribución acorde a su aporte al proceso.
Los padres están incentivados a informarse, a asegurarse de que reciben el mejor beneficio por su dinero, lo que a su vez refuerza a los 2 incentivos anteriores.
[10:40 AM] Con eso termino la primera mitad de esta clase, 40 minutos. esperen la segunda parte durante el transcurso del día.
(aquí se acumulan en el chat varias dudas interesantes que intento responder en la segunda mitad)
[12:03 PM] 2da mitad de la clase.
Pasamos a examinar, cómo en un país más Estatista, se usa la coacción institucional para pervertir el modelo libre, lo que resulta en una serie de vicios en detrimento de los ciudadanos. Nos concentramos en el caso específico de la educación pre-universitaria.
Los Estados típicamente promulgan leyes de educación obligatoria. Eso ya es una violación del derecho de los padres a elegir, pues deja por fuera la educación en casa. Quien viole la regla, será sancionado por la coacción institucional. Los castigos típicos pueden ser multas, quitarle a los hijos, prisión, etc. Esto es violencia.
Luego entramos con el asunto de los pensum. Con el afán del "igual para todos" se impone por la fuerza un solo pensum de estudios, lo que prohíbe la innovación necesaria para un mundo cambiante. El pensum está a cargo de un comité de burócratas cuyo incentivo es justificar sus trabajos de calentar sillas, no se servir de la mejor manera posible a los padres e hijos. Este pensum es común para las escuelas de propiedad Estatal, y también es impuesto a las escuelas de propiedad privada. Con más o menos pequeñas posibilidades de personalización que son insuficientes.
Esto también aplica a los libros de texto, se corta la innovación cuando el Estado decide su contenido y obliga una lista oficial. Con las sanciones implícitas si no se cumple. A veces, hasta se distribuyen gratis, lo que deje por fuera a libros mucho mejores, hechos por gente con vocación de servicio. Los libros Estatales están impregnados del incentivo del grupo de poder del momento: mantenerse en el poder por siempre. Técnicas típicas son falsear la historia, tomar las partes que más le conviene, glorificar al gobierno actual, y siempre, siempre justificar la existencia del Estado y una sociedad coaccionada y gobernada por un grupo de poder armado.
Ya de por sí, el hecho de que las escuelas sean de propiedad Estatal, elimina de facto uno de los incentivos de la calidad: el dueño. El Estado no es premiado ni sancionado por el desempeño de las escuelas que son de su propiedad. Los recursos para financiarlas provienen de los impuestos, que como su nombre lo indica son una imposición, se toman a la fuerza, quiera el ciudadano pagarlos o no.
En representación del [Estado] dueño, tendremos a un director cuyo incentivo es permanecer en su trabajo con el menor esfuerzo posible; ya que éste no negocia su salario ni mayor productividad lo hará aumentar. Los salarios fijados por el Estado son lo más bajos posible con tal de emplear a la mayor cantidad de burócratas con los impuestos disponibles. Lo mismo ocurre con los "inspectores de calidad" son también burócratas, primos-hermanos de los directores, y con los mismos incentivos. Ellos no pueden garantizar la calidad de ninguna escuela.
Estos bajos salarios fijados por el Estado, también afectan a los maestros, administradores y obreros.
Su incentivo deja de ser "servir de la mejor manera posible", ya que su salario deja de estar atado a su productividad, a su calidad educativa, administrativa o trabajadora. Se convierten en capturadores de la renta que el Estado re-inserta en la economía, previamente extraída de impuestos o de "empresas estratégicas". Por eso, no les extrañe que se organicen en sindicatos y que continuamente ejerzan medidas de presión (paros, trancazos) con mucha ira e indignación para capturar mayores rentas o simplemente ajustarse a la inflación (que por cierto, es también generada por el propio Estado). El desorden y desconexión de incentivos, genera necesariamente una pésima calidad educativa, llena de vicios y violencia. Que de paso empeora a largo plazo. Y origina interminables e irresolubles discusiones sobre cómo mejorar la educación pública.
[12:56 PM] Para terminar, todo lo que propone Sebastián suena muy bonito en papeles y discursos. Pero en la realidad física, humana, no se puede lograr. No se puede lograr una igualdad educativa, todos iguales, y cuando se intente, lo que resulta es todos igual de mal. Fin.