¡Sanguches... Sanguches, a la orden, sanguches!

in #spanish7 years ago (edited)

¡Sanguches... Sanguches, a la orden, sanguches! con esta exclamación arranca el día de María Alejandra, venezolana, desde el puesto de comida donde trabaja que está frente al terminal terrestre de Chimbote, Perú.

Apenas han pasado cuatro días desde que piso tierras peruanas. Nos cuenta que se vino con Margarita, una amiga, desde Venezuela. La intención era quedarse en Lima pero un amigo de Margarita les comento de Chimbote y de la ayuda que les podría brindar. Una ventaja para muchos de los que emigramos.

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Fotografía tomada con mi Blu Vivo Air LTE. Esta es María Alejandra cantando en la sala de la casa de José.

Ya una vez en Chimbote, las promesas se desvanecieron. Nadie aparecía para brindar la ayuda prometida. Así que les tocó por esos días quedarse en un hotel y salir a buscar trabajo. Pues con lo justo se vinieron.

En la venta de desayuno, si grita mucho sanguches... Sanguches, puede que le paguen 30 soles. Si grita poco 25 y si se queda ahí no más mirando 15 soles. Le dan desayuno y el horario es de 4:30 AM a 10:30 AM.

María Alejandra, es oriunda del estado Lara. Mamá de dos niños. Su esposo está en Venezuela con los chamos. Su mamá sufre de artritis y superó el cáncer. Su papá hoy la cuida desde el cielo.

Hoy lloró al recordar que mañana domingo 05 de mayo, su papá cumpliría un año de muerto. Quiere hacerle una misa acá o en Venezuela. Dice que su papá, es uno de sus grandes amores.

Conocí a María Alejandra, en la panadería donde trabaja mi amiga Erika. Llegaron en caravana a comprar pan y entre risas y con el acento nos reconocimos. Me dijeron que buscaban habitación para alquilar y de una los puse en contacto con Jose (un peruano que ya luego les hablaré sobre él). Lo cierto es que hoy sábado 05 de mayo, se mudaron a una habitación. El señor les va a prestar dos colchones para que duerman. Una cocina y por aquí les daremos unos platos.

Ella canta, dice que es su sueño frustrado y que nadie en Venezuela le paró bolas. Sin embargo, puede que en Perú eso cambié... Y así es que empieza su historia acá en Chimbote, de la mano de gente solidaria y de que todo lo bueno la encuentre, la siga y se quede con ella.

Nos seguimos leyendo.

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¡Qué anécdota, Mariandrea!

Me entristece que esa muchacha y su amiga fueron engañadas y no les cumplieron con la ayuda que les prometieron.

Eso de dejar a la familia (con hijos) para poder enviarle sustento desde otro país, se convirtió -tristemente- en el pan nuestro de cada día. Ojalá que pueda echarle un cerro a lo que le toque hacer, así sea vendiendo sanguches, pero que sea la mejor vendedora y pueda aliviar a los suyos que están en este lado del charco.

Cuenta pronto la historia sobre José.

Abrazos, bella.

Pues si, esa ha sido la historia de los que emigran. Un abrazo amiga.

Adelante María Alejandra, Tú puedes.

Dios bendiga y proteja a todos los venezolanos que emigraron buscando mejores condiciones de vida.

Una de las peores decepciones que puedes encontrar: Te vas con miedo pero con expectativas; y tienes que sufrir las consecuencias de las promesas rotas. Es tristísimo tener que dejar de creer en un "te voy a ayudar" y comenzar a hacer vida solo en un lugar que no conoces, sin amigos, sin familia. Me parte el alma.

Todo principio es duro y Dios cada día nos presenta mejores oportunidades.