Amo cocinar y comer, están empatados en mis niveles de amor. Creo que son muy pocas cosas las que no me gustan; los riñones y las patas de pollo. Todo lo demás que sea comestible me gusta. Las berenjenas me fascinan. Las puedo comer de mil formas y jamás me aburriría.

La berenjena es un fruto generoso y muy versátil. Sus aportes energéticos y calóricos no son muy altos, porque se compone en un 92% de agua, lo cual la hace muy favorable para una alimentación libre de culpas. Tiene su protagonismo en muchas recetas típicas de varios países. Preparadas en antipastos, en cremas, guisadas, rellenas, como pasticho, asadas, rebosadas, entre otros; son infinitas sus preparaciones.

Las berenjenas son un acompañante perfecto, son maravillosas para dar volumen y sabor a una carne de res o de pollo guisada. Para mi es uno de los frutos más generosos que existe porque sin mucha inversión económica, con ellas, puedes preparar apetitosas y abundantes recetas.

Te recomiendo, una vez cortadas sumérgelas en abundante agua con sal, evitará que se oxiden y ayuda a que pierdan el sabor amargo que poseen, también puedes colocarlas en una bandeja, hacer capas de berenjenas con abundante sal, y colocar encima un recipiente pesado, por dos horas aproximadamente, enjuagar en abundante agua. Las dos técnicas producen el mismo efecto.

El antipasto de berenjenas tiene varias técnicas de preparación y muchas variantes en sus recetas. Aquí te traigo la mía, es: