Señales
¿Sabía usted que hay muchas maneras de seducir? Con un gesto, una mirada, los labios, el cuerpo, un roce incluso; pero se nos olvida uno y es el más importante ¡La mente! Una persona inteligente sumergida en su biblioteca puede seducirte sin que te des cuenta, pero por lo visto los hombres no entienden señales. Mil y un escritos, tanta tinta acabada, tanto papel desechado y no te das cuenta que se agota mi biblioteca, miles de poemas que dicta el alma y no logras comprender la simplicidad de lo que para ti compongo. ¡Ja! Vaya, vaya, sino fuese por esa mirada y esa sonrisa que me adentra en el misterio que eres definitivamente no estaría aquí estresándome por lo que no me escribes y por lo que no puedo parar de escribir. Eres ese misterio que hace que este amor prohibido y secreto sea algo interesante; Clandestino, eso era lo que imagina por mínimo. Un amor clandestino para los dos, ese amor secreto que nos haría acabar en memorias indestructibles, después de todo, lo prohibido es lo más divino o bueno, eso es lo que se escucha por ahí.
Eres ese artista que hace de si el arte mismo, que hace de cada escrito un mundo de ideas, y que lleva dentro de sí mares de sentimientos ocultos. Soy esa mujer que admite que un artista ha despertado una chispa que no sabía que existía dentro de ella. Pero no, tú no te das cuenta que has hecho de mi un arte oscuro con sentimientos llenos de luz para ti, quizá estas tan encerrado en tus propios mundos que no notas que el mundo de otro ser lleva tu nombre ¡oh pequeño de sonrisa picara! ¿Cuándo te darás cuenta que te veo cuando te reflejas en mi memoria? He abierto las ventanas de mi alma para ver a qué hora llegas a mí pero nada, estas tan cerca y tan lejos de mí que me pregunto si aun me comprendes como lo hacías antes cuando tenía tu amistad, siento que te pierdo, siento que si antes estabas un poco cerca ahora ni a eso estas de mi. Ausente te encuentras pero mi biblioteca te sigue trayendo, en cada libro, en cada párrafo, en cada escrito ¿Dónde estás ahora? Nunca te diste cuenta de lo que yo sentía, no entendiste mis señales y al parecer eras algo indiferente a lo que yo sentí, tal vez por eso nunca se te ocurrió pensar que yo podía estar sintiendo más de lo normal, adentrado en tu mundo no entendiste mis mil y un señales. Mis roces, mis labios que destilan miel al ver los tuyos, mi mirada que como las ventanas del alma se abrían de par en par llamándote, mi cuerpo deseoso por bailarte a cada momento, realmente me esforcé; Pero ahora, no sé si rendirme o seguir torturándome mientras escribo para un incomprendido que no logra comprender a esta alma nómada y poeta.
He tomado mi decisión, luego de miles y miles de historias, tantas novelas y libros con su totalidad de volúmenes donde todos llevan tu nombre, he llegado a la conclusión de que eres más autor de mi biblioteca que yo, eres ese rayo de luz que entra por debajo de la puerta y hace notar un poco de amor en mi, admito que trato de ser fría y fuerte pero…Eres tú, calientas mi ser y me devuelves las ganas de escribir, de sentir, de reír; Eres ese amor prohibido que siempre quise para mi, y que tristemente jamás podre tener por razones que aun desconozco, mi última señal será decirte que me gustas más que ver el atardecer de una playa o la luna en su mejor ángulo, confesarte que siempre me gusto sumergirme en el misterio que se esconde tras tus ojos. Porque simplemente eres un libro que sigo leyendo y analizando a escondidas pero ahora sé que jamás podre descubrirte a cabalidad.
-Jo AG