Estamos durmiendo en casa y despertamos repentinamente en la madrugada asfixiándonos por un humo que nos quema la garganta y entramos en cuenta que algo se está incendiando. De inmediato nuestro cerebro activa las alarmas y activa al resto del cuerpo mediante una descarga de adrenalina que nos va a permitir levantarnos de inmediato y emprender la huída, que es la respuesta aprendida durante milenios de evolución de la especie humana y de la mayoría de las especies animales, si acaso no de todas. Solamente conozco un ser que, racionalmente, no huye del fuego sino que se dirige hacia él con el fin de combatirlo, ese ser es conocido como Bombero o apagafuegos. Pero la conducta de estos Bomberos es una conducta aprendida profesionalmente y de ellos debemos tomar los consejos que nos pudiesen permitir sobrevivir a una eventual situación de incendio como la señalada.

Ante la eventualidad planteada, que es el ser sorprendidos por un incendio en su fase incipiente o de inicio, cuando nos encontramos en casa durmiendo, lo primordial es no perder la calma y despertar a todos los ocupantes a fin de proceder al desalojo de la vivienda, para ello debemos ubicar de donde proviene el humo o las llamas a fin de establecer la ruta de evacuación lo más alejado de las llamas que nos sea posible. Esta evacuación debe ser rápida y lo más cercano al piso que podamos ya que el comportamiento del humo es ascender, lo cual nos deja presencia de algo de oxígeno no desplazado en las partes bajas cercanas al piso de la casa.

Normalmente los incendios en casas, comienzan en la cocina, debido a que allí confluyen todos los factores que hacen posible que exista el fuego, que son material combustible (Gas, madera de las mesas o sillas, etc.), el punto de ignición que puede ser los pilotos de la cocina, una hornilla dejada en funcionamiento o una chispa eléctrica y presencia de oxígeno, que al confluir los tres en un mismo tiempo y espacio, dan origen a la reacción en cadena que conocemos como fuego. Este fuego, luego de consumir el material combustible disponible en las cercanías, se irá desplazando a medida que consiga más material combustible, produciendo humo que invade rápidamente las habitaciones de la vivienda y que es el causante de la mayoría de las muertes en incendios estructurales de este tipo por lo que estar preparados ante tal eventualidad es vital para sobrevivir a ello.

En la mayoría de los casos, si el desalojo de la vivienda se ve retrasado por alguna variable, es aconsejable el abrir ventanas, o incluso hacer huecos en la pared para permitir para permitir la ventilación y hasta para poder evacuar la misma, en caso de ser necesario y que no estemos en edificios a gran altura, de ser así, el esfuerzo debe concentrarse en alcanzar la salida lo más pronto posible, en caso de no estar bloqueada por las llamas, procurando que salgan siempre los niños primero, los ancianos o algún convaleciente, a quienes se les debe dar prioridad en el desalojo. En caso de estar bloqueada la salida por las llamas, es recomendable ubicar la ventana que esté lo más alejada posible de las llamas para proceder a evacuar a los ocupantes y en última instancia, cuando no haya físicamente otra opción, protegerse de las llamas en el piso del baño, lo más cercano al piso que se pueda y recibiendo chorros de agua de la ducha, lo cual le permitirá ganar algunos minutos mientras llega la ayuda especializada.