Había una vez un famoso sabio sentado en una banca en un cierto parque, a él llego un joven que le preguntó:
-¿Cómo ha logrado obtener usted la sabiduría que tiene y me podría dar un consejo para lograr ser más sabio y ayudar al mundo?
Él le respondió:
-Te contaré mi vida y te daré allí el mejor consejo que tengo para ti. Cuando era niño pensaba en lo terrible que era el mundo y oraba todas las noches pidiéndole a Dios que me ayudara a cambiar el mundo, cuando crecí me di cuenta que no había podido hacer nada para cambiar el mundo, por el contrario este cada día se hallaba peor, así que con una enorme frustración le pedí a Dios que por favor me ayudara a cambiar a las personas que estaban a mi alrededor y a los años me di cuenta que era soberbio e injusto al querer cambiar a las personas, las cuales tenían derecho a ser quienes eran, así que mientras meditaba me pregunté que podía hacer por los demás y por este mundo, en la oración Dios me escuchó y me dijo “no puedes cambiar el mundo ni a los que están a tu alrededor pero si puedes cambiarte a ti para hacerte una mejor persona y para ello debes entender que solo tú eres el dueño de tu vida, de las cosas buenas y malas que hagas con ella, no debes culpar a los demás de tus fracasos ni de tus glorias y siempre mirarte a ti antes de ver o juzgar a los demás, cuando lo hagas serás mejor y cuando esto sucedas habrás hecho lo que tienes que hacer por el mundo, salvar un alma la tuya” Así que lo mismo te puedo decir, para obtener sabiduría comienza por buscarla en ti, mirar tus defectos y tratar de cambiarlos, siempre pensar en las consecuencias de tus acciones y si te equivocas, aceptarlo, lentificar y continuar, no juzgar ni querer cambiar a nadie, tratar de ser cada día mejor y regalarle a los demás lo mejor que hay en ti, así podrás ayudar al mundo.
El joven escuchó y luego se marchó.