El accidente. (Parte I)
El siguiente relato esta basado en hechos reales, solo los nombres fueron cambiados.
Aquella tarde transcurría silenciosa, el sol se ocultaba entre las montañas despidiéndose, dejando destellos de luz que aun causaban calor en los habitantes de aquel pueblo aragüeño, María se recostó en su habitación a ver un poco de la programación que transmiten los canales de Tv como cada Domingo, mientras esperaba a su pequeña hija que fue a pasar el fin de semana con su padre, de quien se había separado hace meses.
-¡María, María!- Llamaban a la puerta, a lo que su pareja sale consternado por los gritos desesperados, ella decide no atender pues temía un gran impacto, su corazón latía fuertemente, sus manos frías temblaban, estaba segura de que algo malo había sucedido, luego de unos pocos segundos y un silencio inquietante, el hombre entró a la habitación; en su gesto se podía notar la gravedad de lo sucedido, con mirada cabizbaja y voz temblorosa buscaba el rostro de María para darle la noticia.
Angustiada, consternada…como si ya supiese lo que había pasado, por un momento se negó a escuchar, su mente comenzó a divagar por muchos escenarios, las imágenes de sus seres queridos pasaron como si estuvieran proyectadas en un video, solo fueron segundos que parecieron horas pues Santiago, su pareja, la tomó de las manos para traerla a la realidad; su pequeña nenita de tan solo 3 años acababa de tener un accidente de tránsito con su papá, mientras éste la traía de regresos a sus brazos.
Fue un impacto que aturdió a esta mujer, llegó directo al corazón golpeando su pecho con una fuerza brutal, ella no sabía cómo reaccionar, sus emociones se mezclaron entre el desespero y la angustia, sus lagrimas llenaban sus ojos cayendo por las mejillas de aquel rostro que aun no gestualizaba dolor, sino miedo de la noticia que le pudiera seguir. -Santiago -dice la mujer buscando la mirada de su marido -Termina de decirme por favor, ¿mi niña murió?- Con esa pregunta se fue toda la fuerza que tenia María cayendo de rodillas entre sollozos suplicaba que la respuesta sea negativa.
Santiago se inclina para abrazarla fuerte y acariciando su cabello como si quisiera doparla, le dice –no amor, pero debemos salir urgente, pues me dijeron que la niña está en grave estado- de un salto se levanta María y va corriendo por su cartera mientras su pareja, tal vez muy asustado porque no sabía cómo manejar la situación con su mujer, va a buscar el carro para ir al hospital del pueblo, pues pensaba que allí aun estaría la niña.
Pasaron minutos, al llegar al hospital, María entró corriendo a emergencias preguntando por su hija, pero una fría y miserable enfermera salió a su paso diciéndole que los heridos graves por accidente no eran atendidos en ese centro de salud, por lo que la niña fue referida de urgencia al hospital central de una entidad cercana. Esto fue detonante, sus nervios estallaron, María veía a los lados tal vez buscando consuelo en una mirada que le dijera que no se preocupara que la niña estaba bien, pero eso no pasó... así que siendo ya casi las 7 pm de aquel domingo de septiembre se trasladan hacia el hospital donde habían llevado a su pequeña sin tener el conocimiento de la gravedad de su estado.
“En un recorrido que debía durar 1 hora, Santiago se tomó solo 40 minutos para llegar, aunque para María el tiempo fue eterno, solo llevaba con ella una almohada con la que se apretaba la cara para gritar y desahogar aquel dolor tan fuerte que se apoderaba de ella imaginando que nada de esto hubiera pasado si no hubiese dejado que la niña fuera con su papa ese fin de semana”.
Al llegar a hospital reconocieron al chofer de la ambulancia que había llevado a la niña, este la abordó y le dijo -¡corre a sala de curas, tu hija te llama!- esas palabras a pesar de lo duro del momento fueron de alivio para María pues le aclararon que la niña estaba consciente. Sin dudarlo, la angustiada mujer atravesó sala de emergencias corriendo, ya podía escuchar los gritos de su pequeña que la llamaba desesperadamente, los mismos gritos la guiaron hasta la camilla donde se encontraba postrada su niña, la escena fue impresionante, María retrocedió de un salto, cayó sentada, jamás se imaginó ver a su nena en ese estado, solo bastaron fracciones de segundos para notar el daño causado por el impacto del accidente en su frágil e indefensa bebé.
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Buen post, esperaremos la segunda parte 👀