El accidente (Parte II)
Los doctores, enfermeras y el camillero, contemplaron a María por un momento, luego se le acerca alguien a quien no logró ver y la toma por un brazo diciéndole:
-Fuerza mujer, en este momento debes estar cerca de tu hija para que soporte todo lo que está por venir...-
El hombre la ayuda levantarse y le pide que se acerque a la camilla para que abrace a la niña; ella con las piernas temblorosas casi desmayadas, camina hacia su hija pero con la mirada baja, apenas alcanzó a ver que la piel de la cara de su muñeca estaba destrozada, abierta desde la frente hasta la quijada, la nariz abierta, sus pequeños labios estaban rotos y había perdido sus dientecitos.
María respiró tan profundo como pudo para contener el llanto y le habló a su hija:-Mi hermosa, mami está contigo- en ese momento colocó su cabeza en el pecho de la niña, tomo las manos de la pequeña y las besaba, fue así como la niña se relajó y los médicos pudieron continuar haciendo su trabajo. Uno de ellos se inclinó, le dijo que se mantuviera así porque necesitaban hacerle las primeras curas y luego llevarla a quirófano. María solo soltaba lágrimas, su corazón latía fuerte, el temor se apoderaba de ella pues sabía que el diagnóstico era terrible.
Mientras los doctores y enfermeras asistían a la niña, María le cantaba las canciones que le gustaba oír de los programas infantiles de esa época, aunque era inevitable sollozar mientras lo hacía, su hija en medio de todo lo que estaba sufriendo le balbuceaba –mami…no llores, no me duele- mientras le acariciaba el cabello haciendo ondas con su deditos. Las enfermeras le comentaban:
-¿Viste que fuerte es tu niña?...demuestrale que también lo eres, ya tendrás tu momento a solas para desahogarte...-
En su interior sabia que tenían razón, la niña necesitaba ahora mas que nunca sentir la fortaleza de su madre. Ese momento duró aproximadamente 20 minutos mientras el relajante hizo efecto y la preparaban para llevarla a quirófano, el Doctor a cargo le pidió a María hablar con ella en el pasillo para darle el diagnóstico: herida abierta en el rostro con pérdida de piel, trozos de vidrio incrustado y tierra, heridas en la espalda, fractura de fémur y cadera izquierda, por lo tanto debía ser llevada a quirófano para reconstruir la cara de la bebé, le explicó además, que un cirujano plástico fue llamado de emergencia para que atienda el caso, en el quirófano estaría tanto el cirujano como el traumatólogo haciendo lo mejor posible para ayudar a la niña.
La mujer oía cada palabra muy atenta, preguntó si había riesgo durante la cirugía a lo que él le contestó que lo peor ya había pasado, sería mínimo cinco horas en quirófano. No pasó mucho tiempo para que llegara el cirujano plástico, quien se presentó, pidió paciencia paciencia y confianza en él, la angustiada madre le dijo que no podía hacer otra cosa que orar, para que sea Dios quien tome el control de ese quirófano, use las manos de los doctores para hacer la sanación en su hija.
La niña fue ingresada, mientras María y los familiares que ya empezaban a llegar para apoyarlas, esperaban noticias, pasaron cuatro, cinco y seis horas, algunos médicos y enfermeras entraban y salían del quirófano pero no daban noticia alguna, solo que la niña aun estaba siendo intervenida…la incertidumbre crecía, los nervios habían llegado a sus límites, María estaba absorta, alejada de sus familiares, no quería consuelo, ni hablar con nadie…solo esperaba que el cirujano saliera.
Llegó el amanecer, los rayos del solo entraban por las ventanas altas de aquel largo pasillo, cuando de pronto se asoma el cirujano y abre las puertas de vidrio que separaban su quirófano de la sala de espera para llamar a María, ella se acerca muy cautelosa, asustada, no veía los ojos del Doctor, quizás para no percibir noticias fatales tan pronto; pero fue inevitable...
-Señora, todo salió bien, la cirugía tomó bastante tiempo debido a que tuve que extraer pequeños fragmentos de vidrios que se enterraron en la piel de la cara, hubo que reconstruir la nariz y para ello debí halar un poco de la parte baja del ojo izquierdo, los labios fueron suturados tanto el superior como el inferior y la quijada sufrió daños. Su hija necesitará varias cirugías mas para lograr la armonía en su rostro …
María no dejo que el doctor terminara de hablar, se tambaleó, perdió oxigeno y sintió su cuerpo desvanecerse, por minutos perdió la conciencia, cuando volvió en sí, estaba recostada sobre una camilla auxiliada por una doctora y dos enfermeras. Desde ese momento ya no pudo evitar llorar, llorar y llorar…-porqué mi muñeca, porqué mi muñeca- sollozaba mientras halaba sus cabellos con desespero.
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