Violencia en la amistad y el noviazgo

Cuando hablamos de violencia es importante reconocer que vivimos bajo una cultura de violencia, solo es necesario dar un vistazo a las noticias, a los programas televisivos, las películas y otros medios de comunicación. La violencia esta presente y desde niños aprendemos y nos acostumbramos a actos de violencia. El punto es que cada día es más común los niveles de violencia entre las parejas de novios o estudiantes, algunas encuestas de los departamentos de asuntos estudiantiles de varias universidades muestran que cerca del 70 % de las consultas de los adolescentes, con psicólogos, orientadores o trabajadores sociales, están referidas a problemas de violencia con sus parejas.
¿Qué es la violencia? El diccionario Webster la define como el uso de la fuerza para lastimar a otra persona o abusar de ella. Ale del Castillo define la violencia como el “acto intencional que puede ser único o recurrente y cíclico, dirigido a dominar, controlar, agredir o lastimar a otra persona. Por lo general es ejercida por las personas de mayor jerarquía” (Amar a Madrazos, 2012). Por otro lado, Priscila Vera Hernández sostiene que “cuando hay violencia en la relación de noviazgo lo que se busca es el control” (Directora del Instituto Mexicano de la juventud, 2012). Lo cierto es que, el efecto final de la violencia “es una desestructuración de personalidad de la víctima que es así absolutamente controlada y sometida” (Antonio Escudero Naf, 2009).

[Créditos de imagen: Photo by Engin Akyurt from Pexels]
Tipos de violencia
Daniel Sonkin y Micheal Dhurphin identifican cuatro tipos de violencia: física, psicológica, sexual y destrucción de la propiedad (Learning to Live Without Violence). Generalmente cuando hablamos de violencia viene a nuestra mente la física, la cual está relacionada con a aquellos actos o acciones como pegar, empujar y/o dar una bofetada. La violencia física es “una escalada que puede comenzar con un pellizco y continuar con empujones, bofetadas, puñetazos, patadas, torceduras, lesiones internas, desfiguraciones, hasta el homicidio” (Jorge Corsi, 1994).
Sin embargo, la violencia más común es la psicológica, la cual incluye tipos de abuso verbal, tales como, insultos, malas palabras, nombres ofensivos, lo cierto es que la agresión psicológica “es toda conducta orientada a la desvalorización de la otra persona”. (Alberdi y Matas, 2002). En esta misma dirección, la violencia psicológica es considerada como “cualquier acto o conducta intencionada que produce sufrimientos, amenazas, aislamiento, desprecio, intimidación, insultos, crueldad mental, humillación…” (Olga Barrios Herrero, 2002). Así mismo, al considerar la agresión psicológica en las parejas de novios en etapa de estudiantes, de acuerdo con Murphy y Hoover (2001), esta se divide en cuatro tipos de agresiones: actitudes de hostilidad, dominar o intimidar a la pareja, degradar a la pareja y el control restrictivo.
Por otro lado, la violencia sexual es considerada una de las formas más humillante que se observa en las relaciones de parejas, la cual se ejecuta “mediante presiones físicas o psíquicas que imponen relaciones sexuales no deseadas mediante coacción, intimidación o indefensión” (Alberdi y Matas, 2002).

[Créditos de imagen: pixabay.com]
Lo cierto es que todos los tipos de violencia tienen características en común: estas tienen consecuencias físicas y psicológicas sobre la víctima, todas están en contra de la ley, son una forma de controlar e intimidar a la otra persona y podemos añadir, que es una forma de lidiar con la ira, el conflicto y los desacuerdos en las relaciones interpersonales.

Consecuencias de la violencia
Entre las consecuencias de la violencia se encuentra: un peor rendimiento académico (Bergman, 1992). Abandono de los estudios (Collin-Vézina, Hébert, Manseau, Blais y Fernet, 2006; Harned, 2001). Baja autoestima y peor bienestar físico y emocional (Ackard y Neumark-Sztainer, 2002; Coker et al., 2000; Collin-Vézina et al., 2006; Holt y Espelage, 2005). Síntomas depresivos (Williams, 2007). Abuso de sustancias (Coker et al., 2000; Foo y Margolin, 1995; Silverman et al., 2001). Suicidios (Ackard y Neumark-Sztainer, 2002; Coker et al., 2000; Silverman et al., 2001). Incremento del consumo de purgantes y de píldoras (Thompson et al., 2001). Algunas patologías asociadas a la violencia: trastornos del comportamiento alimenticio (Ackard y Neumark-Sztainer, 2002; Silverman et al., 2001). Comportamientos delictivos (Williams, 2007). Transmisión de enfermedades sexuales (Kreiter et al., 1999; Nicoletti, 2000; Wingood, Harrington y Davies, 2001).
A estas consecuencias se añaden las físicas: arañazos, moretones, ojos morados, muslos inflamados, labios rotos, perdida de piezas dentales, fractura de tabique y torceduras. Y las lesiones psicológicas: trastornos ansioso-depresivo, confusión, inseguridad, miedo, hipervigilancia, somatizaciones, hostilidad, vulnerabilidad interpersonal, ideación suicida.
En resumen, la violencia en cualquiera de sus formas produce serios trastornos en las victimas, por esta razón es importante la prevención en el noviazgo y no continuar con una relación que será perjudicial a futuro.

¿Cómo identificar la violencia en el noviazgo?
Nos podemos preguntar ¿Cómo identificar la violencia en el noviazgo? A continuación, algunas características que te ayudaran a identificar a un posible agresor (basado en Antonio García, Violencia escolar y de género: Conceptualización y retos educativos).
En primer lugar, el individuo no tiene reglas con respecto a tu privacidad y viola tu intimidad de la siguiente manera: registrar la cartera o el bolso sin permiso. Lee tus cartas, e-mail, los mensajes del móvil sin tu permiso, forzar a una intimidad no deseada. continúa peleando cuando pide que dejes de hacerlo.
En segundo lugar, utiliza la intimidación: trata de asustarte rompiendo cosas, gritando, conduciendo temerariamente o través de miradas o gestos. También amenaza con causar problemas con la familia, las amistades o el instituto.
En tercer lugar, hace uso de las amenazas: continuamente te amenaza con hacerte daño a ti, a tus amistades o a tu familia, amenaza con suicidarse si terminas la relación o no lo hace lo que él quiere, amenaza con romper la relación y realiza escándalos públicos y amenazas con el abandono si no se hace lo que él o ella desea.
En cuarto lugar, en caso de los hombres este utiliza el llamado “privilegio masculino”: actúa como si fuera el jefe, se hace lo que él dice, dice que los hombres son los que toman las decisiones, exige que pida permiso para ir a cualquier lugar o hace cualquier cosa.
[Créditos de imagen: pixabay.com]
En quinto lugar, utiliza el aislamiento como medio: te expresa celos de amigos, compañeros o familiares, te presiona para que elija entre él (ella) y sus amistades y familia y te presiona para que deje su trabajo u otras actividades extra-académicas.
Y en sexto lugar, utiliza el acoso: te persigue y se presenta a menudo sin ser invitado (a), hace bromas telefónicas, propaga rumores, obliga con chantaje y manipulaciones a tener relaciones sexuales e intenta tener contacto después que haya finalizado la relación.

¿Qué hacer si eres víctima de la violencia?
Haz un alto de inmediato, toda situación de abuso debe se inmediatamente terminada. Se debe denunciar todo tipo de abuso. Si el abusador persiste en su comportamiento se debe denunciar con las autoridades para que intervengan.
Joven no justifiques su comportamiento y actitudes del agresor, comúnmente el agresor no asume su responsabilidad de sus actos y tiende a culpar a la victima de sus acciones, siempre tiende a culpar a la victima de sus actos.
Habla y protégete, no te quedes en silencio, busca ayuda y finalmente no te aísles.
Concluyo sosteniendo que la educación que se recibe en el hogar será determinante, debido a que es en el hogar donde mayormente se aprende a ser violento. Una buena educación familiar guiará a los hijos en el manejo y control de la ira y a cómo resolver los conflictos de manera pacífica. Definitivamente, la educación y el ejemplo que den los padres determinará el nivel de violencia de los hijos y también será determinante en la valía personal o autoestima saludable de nuestros hijos para poder hacerle frente al agresor y no caer en una relación toxica y degradante.
Éxitos.