Te lo cuido mientras regresas
Andrea era muy unida a su madre, habían decidido pasar juntas las últimas vacaciones madre-hija antes del gran día, pues tenía muchas cosas que platicar con ella acerca del matrimonio. Una sonrisa muy amplia se asomó al rostro de la hermosa joven de piel morena y ojos verde avellana...
El día de San Valentín era la fecha esperada, habían convencido al viejo párroco de oficiar la misa de su boda ese día que era tan especial para toda la comunidad, de un lado los allegados de la novia, del otro los del novio, era notoria la diferencia de clases sociales aún en estos tiempos, los lujosos vehículos de los familiares de él contrastaban con el camión urbano que habían contratado los familiares de ella para llegar a la finca privada donde sería el banquete, la aparentemente pequeña edificación dejó a todos perplejos, bajando las escaleras se apreciaban los lujosos interiores de un castillo ambientado con gustos medievales, mientras que por fuera sólo se veía una cabaña apenas un poco mas grande que las demás, la boda religiosa había sobresalido por lo exageradamente breve, pues apenas duró quince minutos, mientras que los preparativos que se observaban para el banquete hacían pensar que duraría varios días.
Después de unas pocas palabras de bienvenida, comenzó a tocar un cuarteto de cuerdas, todo mundo parecía disfrutar de los aperitivos del vino tinto y otros licores. Contrario a lo que pudiera pensarse, no se hicieron los pequeños grupos de familiares de un lado y otro, si no que todos estaban mezclados casi como si lo hubieran planeado, la novia no paraba de sonreír hasta el punto de marearse de felicidad, un dolor en la cabeza la hizo separarse de su esposo quien estaba platicando con su madre.
-Voy a salir un momento a tomar aire fresco- dijo la novia.
-Si amor, yo aquí te lo cuido mientras regresas- le contestó su madre.
En ese momento empezaron a tocar una música muy rara con instrumentos aún mas raros, parecían como de otro siglo y decididamente de otra civilización, la madre de la novia era apenas quince años mas grande que su hija, pues había quedado embarazada de ella mientras acudía a la secundaria, tenía la piel un poco mas blanca que ella, tenía los mismos ojos y un cuerpo aún mas escultural. El novio no tardó en sacar a bailar a su ahora suegra, mientras la novia regresa, le dijo mientras le extendía la mano.
Así pasaron cerca de una hora hasta que la señora empezó a preocuparse porque no podía ver si su hija ya había regresado, pero salió rápidamente de su trance al sentir la mano de su yerno sobre las nalgas, de momento se retiró un poco, pero luego de nuevo vio el brillo de sus ojos, pues le había parecido ver un destello de luz roja en ellos, le pidió que le acercara otra bebida, el se la entregó casi inmediatamente pues el servicio era mas que excelente, ella se sintió algo mareada y con algo de sueño por lo que le pidió que la condujera a su habitación, el la tomó de la mano y le llevó a un pasillo que daba a unas escaleras hacia abajo.
Al llegar a la habitación, la señora notó que estaba muy fría pero que no había ventana de aire acondicionado ni nada por el estilo, incluso no se apreciaba ninguna ventana, caminó instintivamente hacia la pared de enfrente que parecía tallada en piedra, la frialdad de la pared lleno todo su cuerpo en un instante, pero al mismo tiempo sintió las cálidas manos de su yerno en la cintura, ella voltio precipitadamente para ver que pasaba, mas sin pensarlo se empezaba a deshacer de la ropa, el le dio la vuelta y la penetro súbitamente por el culo, mientras tocaba sus senos con mucha ansiedad, la música no alcanzaba a escucharse al interior de la habitación, pero si que alcanzaba a oír su propio ritmo cardíaco, parecía como si el quisiera tocara al mismo tiempo por todas partes, la abrazaba por un lado y por el otro, se pasaba por entre sus piernas y su espalda en un instante, ella besaba la almohada como si se tratara de rostro mientras él no dejaba de moverse detrás de ella y dentro de ella, la cálida sensación de los líquidos de él la habían bañado varias veces, unas por el recto, otras por delante y otras mas entre su senos, había intentado varias veces morderle los testículos, pero un orgasmo sobre otro la dejaba constantemente sin aliento y sin embargo incansable como nunca seguía sujetando las piernas de su yerno para impedirle que se saliera de ella.
Horas mas tarde despertó toda temblorosa, súbitamente se estremecía, su mirada estaba algo borrosa pero alcanzaba a ver la enorme erección de su ahora amante, la tomo entre sus manos y luego entre sus labios, la ansiedad hacía que se estremeciera, él estaba despierto, se sacudió violentamente, ella se dio la vuelta y se penetro sola permitiéndole de lleno ver sus voluptuosas nalgas, el la tomo de la cintura para acelerar su movimiento, ella respondió inmediatamente con movimientos mas largos que permitían una penetración mas extendida, sentía el movimiento de la sangre en sus piernas temblorosas, mientras se penetraba una y otra vez, parecía que habían pasado horas, pero no quería detenerse, hasta que él la arrojo sobre la cama y se puso sobre de ella en un vaivén constante mientras mordía sus senos suavemente, poco a poco el aire que respiraba se hacía mas espeso, frío y húmedo con notas de arcilla y cáscaras de nuez, todo se oscurecía poco a poco hasta que se quedó dormida, mientras él seguía moviéndose dentro de ella…
La mañana siguiente ella despertó con unas sensación de bienestar increíble y con un hambre y una sed muy intensas, alguien llamó a la puerta, ella se levantó a abrir, eran su hija y su yerno.
-Dormiste bien madre- le preguntó la reluciente novia...
Historia y Arte
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