¿Por qué dejé de comer carne?
Corrían tiempos de cambios, donde después de descubrir el poder auto sanador que tiene nuestro cuerpo y una serie de corruptelas a las que está anclada nuestra sociedad, empecé a mostrar interés por todo tipo de temas que retaban mis creencias. Normalmente la gente se acomoda en su manera de pensar sin tratar de replantearse nada, quizás por miedo a enfrentarse a las mentiras que soportan, quizás porque piensan que es complicarse la vida, o quizás sea solo lo que dije al principio, comodidad. Yo sin embargo, por la dinámica que he llevado durante algún tiempo, elegí el camino de saber hasta dónde se me había mentido o inculcado una falsa creencia, así que el tema alimentario no tardaría en aparecer; rápidamente empecé a dar con información y conferencias de personas, muchas de ellas nutricionistas, médicos, dietistas, hablando sobre la alimentación y la Industria alimentaria, así que de nuevo me vi ante el desafiante cambio de paradigma sobre mi forma de pensar. Temas que abarcaban desde las nefastas condiciones a las que son sometidos los animales de granja (un tema que da para encogerte el corazón y llorar), pasando por las campañas engañosas de la Industria alimentaria y lo que para mí era más llamativo, que se podía vivir perfectamente sin recurrir al consumo animal, gozando de un perfecto estado de salud. Esto echaba por tierra todo cuanto había creído (una vez más), pero a diferencia de otras veces, algo se alegró en mí, la idea de abandonar un estilo de vida que en el fondo sentía que no me gustaba del todo, me aportó una motivación extra de cara a la transición.
Todo lo que aquellas personas exponían me hacían sentir que era algo totalmente real; la coherencia de sus hipótesis de forma tan clara y lógica sobre estos temas, rápidamente me conquistó para dar el paso y llevar una dieta más acorde a lo que de verdad sentía desde lo más profundo, y es que, admiro los animales y siempre que he tenido el placer de pasar tiempo con alguno, he sentido ese feeling capaz de conmoverte. Una vez mi abuela trajo una gallina a casa a la que días más tarde puso fin a su vida para terminar en nuestro plato, no fui capaz de dar bocado y eso quedó marcado en mí como algo que nunca olvidaría; en ese momento se me pasaron muchas cosas por la mente, pero aun así, seguí comiendo carne porque pensaba que era algo inevitable debido a mi condición omnívora-humana, o al menos eso pensaba yo. Mucho tiempo después de aquello y un par de años antes de escribir este artículo, descubrí por mi mismo lo que muchos ya han descubierto, los dogmas también están presente en nuestras dietas y todo ello hace que nos alimentemos de una forma que quizás no sea la única posible y ni mucho menos necesaria.
Hoy por hoy ya sé que la carne no es imprescindible, ‘’gracias a dios’’ tenemos cuerpos con los que demostrarlo, así que siguiendo mi intuición, asumí el reto y decidí abandonar un antiguo hábito para comenzar con una alimentación bien distinta, alejando de ella el sufrimiento de esos animales por los que en el fondo siento un gran respeto, y que a día de hoy, están sufriendo uno de los muchos crímenes que está cometiendo mi especie contra la naturaleza. Paul McCartney decía que si las paredes de los mataderos fueran de cristal, gran parte de nosotros se haría vegetariano de la noche a la mañana, y no puedo estar más de acuerdo; la Industria cárnica usa métodos cuya moralidad y ética dejan mucho que desear, no me parecen muy distintas las prácticas de las granjas modernas a los campos de concentración nazi. Hay gente que piensa que en esta vida todo se vale y lo respeto, pero no lo comparto cuando de sufrimiento se trata, por lo que es otro motivo más que me ha hecho dejar de contribuir con semejante práctica; la falta de respeto que se está tolerando hacia unos seres con tal de llenarse los bolsillos y la panza me parece algo totalmente despreciable. Espacios reducidos para su cría, mutilaciones, administración de hormonas de crecimiento, vacunas y multitud de técnicas similares, hacen que la vida de estos animales sea un infierno, un sin-vivir desde su nacimiento hasta su muerte, y no solo eso, todo ese sufrimiento que se acumula en el animal a causa de las toxinas que riega un cerebro sometido a estrés constante de alguna manera también nos lo estamos comiendo, dicho de otra manera, estamos comiendo carne enferma en la mayoría de ocasiones.
Estos factores mayormente fueron la causa principal que me hicieron optar por una alimentación mayormente vegetariana. Algo hace años totalmente impesable para mi, ya que mi opinión sobre los vegetarianos era la de un grupo de personas que no querían aceptar la realidad que les tocaba desempeñar y anteponían su caprichosa afectividad hacia los animales a su propia salud; eran gente paliducha y débil, que debían de suplir sus deficiencias con toda clase de vitaminas para sobrevivir, se me antojaba un sinsentido por el que yo nunca estaría dispuesto a pasar; mi salud siempre seria un tema prioritario, al contrario que para ellos. A día de hoy debo decir que estaba equivocado, todo aquello no era más que pensamientos que sostenía desde la ignorancia, y desde la programación de una mente que anteponía sus creencias ante una amenazante alternativa, y digo amenazante, porque en el fondo me di cuenta que de ser posible vivir sin carne, esto me dejaba en la posición de ser parte del grupo responsable de este crimen animal, que solo era capaz de defender desde mi único argumento de supervivencia, argumento que se desvanecía a cada paso que daba y a cada día que avanzaba en mi nueva vida.
Han pasado ya unos cuatro años desde que realicé estos cambios de paradigma que repercutieron inevitablemente en mi dieta y pronto empecé a notar las mejoras, ya que en lo personal por ejemplo, sufría de algunos problemas gástricos que sentí como se vieron reducidos prácticamente desde el comienzo. Por otro lado, no pretendo con este artículo obligar a nadie a hacer lo mismo que yo, ni ofender a nadie por sus hábitos carnívoros, muchos de mis amigos lo hacen y no he dejado de hablarles. Entiendo que este es un tema de falta de conciencia, y que a cada quien le llega el momento de darse cuenta y comprenderlo en su momento, como me pasó a mí. Pero tampoco os voy a engañar, obviamente si escribo todo esto es porque me gustaría contribuir con una visión en la que cada vez mas gente se de cuenta de el modelo de la industria cárnica actual es una aberración que está costandole la salud al planeta, y que no digo ya que debamos dejar de comer carne, no quiero ponerme en esa situación de prohibir porque nunca me ha gustado el imposicionismo, pero es hora de que exijamos una remodelación de la industria en la que no quepa mas sufrimiento animal, que la carne que llegue a los platos, si es algo inevitable, al menos que sea ética, de animales que hayan vivido felices hasta el día de su muerte. Eso como primer requisito, de ahi en adelante, todo lo que sea mejorar lo habido, bienvenido sea.
Sin más, despedirme de vosotros agradeciendo como lo es el que hayais dedicado parte de vuestro tiempo a leer estas lineas.
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