Ocho mil setecientas horas camine sin descanso
Los limites, las verdaderas fronteras son mis manos y tu cuerpo
Camine mas de una vida viendo la puesta de tu rostro en la tristeza,
contagiada del amanecer de un abrazo,
todo lo tuve, allí, en tu tierra,
en tus manos extendidas dispuestas a brindar valor en medio del quebranto,
me bañe en tu ombligo, me mojo tu llanto,
tus pies fueron mi camino, nací en tus labios.
Feliz dormí en la noche de tu pelo,
arropada por ese cielo lleno de estrellas que se convierten en caricias.
Ocho mil setecientas horas camine sin descanso y aun así quise seguir mi paso,
cada momento fue intenso y no puedo olvidarlo,
allí nací, allí viví, allí llore, allí reí, allí morí.
Como en cada uno de mis posts la fotografía y el poema fueron hechos desde mi perspectiva. La toma fotográfica la hice en el parque Terepaima, en Barquisimeto estado Lara, el poema lo escribí mirando a una persona importante mientras la perdía.