Ragnarok Conspiracy 15/44 | En español
Otro capítulo de la novela "Conspiración Ragnarok", originalmente escrita por mí, traducida al español por Gabriel González, ilustrada por @marylucy con la portada de Keith Draws.
Al igual que el original, este libro se publica STEEM-primero. Nuestro objetivo es completar la serie STEEM y publicar el libro electrónico antes del Black-Friday (29 de noviembre).
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Part III
15
Masacre
"¡No debo alterar la escena del crimen!"
Mientras retrocedía lentamente alejándose del cuerpo, el repetir esa frase ayudaba a Robert a combatir el miedo que trataba de tomar el control de su cuerpo.
Él quería huir. Más que el querer no haber visto lo que descubrió ahí.
La mente de Robert estaba acelerada. Mientras Robert se alejaba de la escena de la masacre, cientos de escenarios poco probables e imposibles aparecían como destellos en su mente. Casi todos ellos con una alta probabilidad de terminar tan mal para él como aparentemente había terminado con aquellos dos astronautas. Retrocedía, alejándose de los restos mutilados esparcidos de los dos astronautas y su vehículo de aterrizaje, Robert trataba de enfocarse en la hipótesis menos absurda. Se dio cuenta de que cualquiera que fuese de aquellos escenarios improbables, su oportunidad de sobrevivir sería bastante pequeña, incluso si se las arreglara para volver vivo a la tierra, los mismos poderes que mantuvieron estos horripilantes hechos bajo perfil por casi ochenta años no se arriesgarían a dejar que él los expusiera y a lo que habían trabajado tanto por mantener oculto.
Si tan solo hubiera escuchado a Pete. Robert había ignorado todas las advertencias de su hermano en contra de sus esfuerzos, advirtiéndole acerca de lo que podría descubrir «No te metas con los que no sean de las Zonas Limpias», le había advertido, « ¡Podrías encontrar algo que no quieren que descubras! ».
Robert en realidad no había considerado encontrar alfo que contradijera los antecedentes históricos. Lo menos que se esperaba encontrar era algo tan horrible y perturbador como de lo que estaba retrocediendo lentamente. El cadáver sin piernas de uno de los astronautas estaba aún a unos metros de él, La cabeza estaba precariamente unida al resto del cuerpo sin vida, el casco del traje estaba a varios metros de él, dañado.
Mientras Robert se alejaba más y más, sentía como si los ojos muertos del astronauta miraran a través de él. Oh, ¿Por qué tuvo que hacer este viaje? Todo lo que él quería hacer era impresionar a su mentor. Impresionarla con una disertación como nunca antes hubiera visto. ¿Podría quienquiera o lo que sea que hizo esta cosa inconcebible estar aún cerca luego de setenta y siete años? ¿Estaba él en peligro directo e inminente ahora? ¿O estaba el verdadero peligro para él localizado en la tierra, esperando su regreso?
Era intrigante y perturbador a la vez cómo la combinación de exposición a la radiación por décadas y la falta de una atmósfera habían preservado tan bien la escena de la masacre. Los rasgos faciales de los dos astronautas muertos, con su relativa juventud congelada en el tiempo. El segundo astronauta, su cuerpo claramente aplastado por lo que era la parte superior del vehículo, mostraba cuatro heridas enormes y paralelas a su pecho que no podían haber sido adscritas al que haya sido aplastado así. Su cara se podía ver claramente a través de su casco dañado y mostraban los rasgos preservados de un joven apuesto no mucho mayor que el hermano mayor de Robert, Pete. Por un momento, Robert se permitió darse cuenta de que este, de aparentemente treinta y algo, cadáver de un hombre tenía ciento dieciséis años, al menos si este era el verdadero Edwin Eugene Aldrin.
Si bien estos descubrimientos excedían los más salvajes que Robert, como estudiante graduado de ciencias forenses hubiera tenido sobre hacer investigación en el sitio, Robert entendió que estaba en peligro mortal. En peligro posiblemente en más de un aspecto. Realmente necesitaba investigar que había ocurrido aquí, más allá de lo que estaba claro. No tanto como se había propuesto originalmente para su disertación, eso ya no importaba ahora. Necesitaba saber qué había ocurrido ahí hace setenta y siete años.
¿Qué pudo haberle hecho tanto daño al vehículo? ¿Qué arma pudo haber causado esas terribles mutilaciones en los restos humanos? También necesitaba formular hipótesis sobre lo que ocurrió en la tierra luego de eso. ¿Cómo pudo haber catalogado la NASA esa misión como un éxito en el sesenta y nueve? ¿Y cómo pudo no haber sido revelada esta información durante la Guerra de los Derechos?
Ninguna de las facciones o alianzas había tenido vínculos con la NASA o con las viejas estructuras gubernamentales Norteamericanas. De hecho, revelar los sucios secretos y conspiraciones sobre gobiernos antiguos y grandes compañías había sido una mejor herramienta de propaganda para tanto la corporación de alianzas como para muchas de las facciones de libre comercio y libre información. ¿Y para los actuales estados conurbaciones postguerra? Ellos definitivamente habían tenido otros problemas de los que preocuparse que de mantener secretos y conspiraciones de los viejos tiempos. Tenía que haber sido una conspiración mucho mayor como para cubrir esto y mantenerlo así durante la guerra. Esta conspiración tenía que involucrar acontecimientos preguerra e incluso algunas de las estructuras de poder emergentes de la modernidad. La idea era casi demasiado absurda como para considerarla pero aun así parecía no haber otra posible hipótesis. ¿De qué otra manera podía haber permanecido oculta una tragedia como ésta?
Robert apenas pudo lograr mantener el equilibrio mientras sus pensamientos lo distraían de sus alrededores mientras caminaba hacia atrás contra una roca de medio metro de altura. Debía dividir su atención entre salir de aquel lugar, de vuelta a su propio vehículo, y descubrir en dónde estaba el mayor peligro. Debían haber razones para hipotetizar acerca de la continua presencia de algo extremadamente peligroso ahí en la luna, una hipótesis que tenía a Robert temblando a cada paso que daba, las consecuencias de este descubrimiento por lo que podía esperar en la tierra eran aún más desconcertantes.
Habían habido varias conspiraciones antiguas preguerra referentes al alunizaje. Deshacer estas teorías con investigaciones forenses in situ en la luna había, de hecho, sido la audaz idea de Robert para su disertación. Tantas conspiraciones habían sido reveladas durante la guerra: la Conspiración del Flúor, la Conspiración del Colesterol, la Conspiración de la Emisión de Derechos, la Conspiración de Babilonia, la Conspiración de la Reserva Fraccional y por supuesto la conspiración que inició la guerra en primer lugar: la Conspiración Cuántica.
Luego de las muchas olas de revelaciones de conspiraciones durante la guerra, nadie, incluyendo a Robert, esperaba que alguna conspiración de los viejos tiempos pudiese quedar escondida. Toda la información estaba filtrada, el Empalme Cuántico tenía que ver en eso. No, Robert no se esperaba de ninguna manera encontrar rastros de una conspiración real y ciertamente no una que involucrase algo tan horrible como esto.
De repente, Robert sintió cómo perdía el equilibrio y, mientras caía lentamente al suelo, Robert se dio cuenta de que sus instintos no le estaban ayudando. Robert había estado caminando de espaldas lentamente alejándose de la escena del crimen manteniendo sus ojos enfocados en los restos del vehículo de alunizaje original. Al Robert golpear suavemente la polvorienta superficie lunar, realizó que el peligro también podría estar detrás de él, una cálida y húmeda sensación indicó a Robert que había perdido el control de su vejiga y Robert se arrepintió de no haber usado los materiales extra para replicar los sistemas de alivio del traje.
"¡Eso es lo que tengo por planear un viaje a la luna con el presupuesto de un estudiante!" —gritó Robert.
Le había tomado a Robert meses y muchos créditos de comunicación del mercado negro para asegurar la parte más crítica de su misión: el Papel-G. El Papel-G se suponía que demostraba que el alunizaje fue real, éste había sido un secreto muy bien guardado. Si bien fue mencionado en la documentación del Apollo, encontrar lo que en realidad era el Papel-G y replicarlo había demostrado ser el desafío más grande de su misión. Con el expediente, todo encajaba perfectamente, muchos de los escépticos del alunizaje de los viejos tiempos solían hablar sobre el problema de los cinturones de radiación Van Allen, bien, adivina qué, el Papel-G había sido la respuesta a eso. El viaje de Robert a la luna en la réplica del Apollo once lo había demostrado perfectamente. Los niveles de radiación dentro del vehículo eran menores que los niveles de radiación de fondo de la tierra. Había demostrado ser increíblemente efectivo y por tanto, Robert pensó que su Tesis había sido demostrada. Esta escena, esta masacre había sido totalmente inesperada.
Oh, ¿Por qué no escuchó a su hermano Pete? Pete podría ser un tipo duro, la clase de persona con poco interés en los fines académicos, pero Pete inmediatamente descubrió la verdadera razón detrás del viaje de Robert, una que ahora él comenzaba a admitirse a sí mismo. El día en que Robert intentó pedirle un favor estratégicamente a su hermano acerca de su misión por primera vez, la respuesta inmediata y carente de tacto de Pete fue « ¿Así que estás tratando de impresionar a otra de esas chicas friki? » Pete había dado en el clavo, al menos en un sentido.
Su misión había sido su manera de impresionar a su mentora, su querida Rachella. Por un momento Robert le permitió a su mente escapar de aquel predicamento. Rachella era la mentora de Robert, pero aparte de eso, había sido el centro de la vida de Robert por motivos ajenos a su educación. No es que Robert estuviese enamorado de Rachella, no podía permitirse ninguna emoción por su mentora, una mujer casada casi del doble de su edad. Luego de ese beso, aun as´, la vida de Robert había girado en torno a impresionarla. Ambos coincidieron en que aquel beso nunca debió haber pasado, que simplemente deberían olvidarlo, ella estaba casada, felizmente casada y siempre se lo recordaba. No tenían nada que ofrecerse mutuamente y Rachella lo había dejado claro debido a la magnitud de su compromiso para con su esposo y familia.
Tanto Robert como Rachella se hallaron sorprendidos por ese único beso pasional que pareció haber venido de la nada. No, no podía haber nada entre ellos, con todo, desde ese beso el primer pensamiento de Robert al despertar siempre era esa urgencia por impresionarla.
Llevar su réplica del Apollo once a la luna había sido un audaz y peligroso movimiento que Robert sabía que no hubiera hecho si no hubiera estado inexplicablemente obsesionado con tratar de impresionarla. Se había vuelto incluso más peligroso de lo que se pudiera haber imaginado. El viaje a la luna en una réplica de una tecnología de ochenta años de antigüedad ya era peligroso por sí solo, pero nada había preparado a Robert para lo que se encontró en el sitio de aterrizaje del Apollo once.
Sí, contrario a lo que las investigaciones de Robert habían mostrado, había habido una conspiración “real” alrededor del alunizaje de mil novecientos sesenta y nueve y todos los teóricos conspiradores habían estado increíblemente alejados de la verdadera naturaleza de lo que se trataba realmente.
Al Robert finalmente conseguir el valor suficiente para levantarse y caminar hacia su vehículo, su mente se concentró en el presente. ¿Qué había pasado aquí? ¿Quién o qué hizo tan terrible masacre? Lo que sea que hubiese asesinado a esos astronautas de esa espantosa manera, lo que sea que haya desmembrado sus cuerpos y equipo, ¿Se había ido? ¿Estaba Robert en un peligro mortal en ese momento? O peor aún, ¿Estaría en peligro al regresar a la Tierra? En peligro de quienes quieran que fuesen los conspiradores que habían ocultado la masacre del ojo público por casi ochenta años ¿Hasta dónde serían capaces de llegar para guardar el secreto?
« ¡No! » pensó Robert. Virtualmente nadie en la Tierra sabía sobre el viaje de Robert hacia la luna. Su hermano, Pete, lo sabía y los miembros de la tripulación de Pete, pero ninguno de ellos hablaría con nadie más sobre la misión de Robert. No, nadie sabría aún sobre su misión. Para Pete y su tripulación, su gran misión era sólo un estúpido proyecto escolar de ciencias. Esos hombres que diariamente maniobraban por la peligrosa escombrosfera, como se le llamaba ahora al lugar donde los satélites de órbita corta solían estar y que fueron destruidos para terminar la guerra. Para estos hombres, sobrevivir a un viaje a la luna en espacio virtualmente libre de escombros era casi tan peligroso como montar en un carrusel. No, ninguno de esos rudos y realmente nada habladores hombres mencionaría lo que para él era una gran y peligrosa misión incluso sin lo que él había visto.
Aquellos tipos, con una falta de educación de la que Robert tuvo, probablemente eran ignorantes de la existencia de lis cinturones de Van Allen, por lo que poco se dieron cuenta de que Robert arriesgaba su vida para demostrar su tesis de que logró replicar correctamente el Papel-G. Mientras no descubrieran lo que Robert encontró, nadie en la Tierra oiría de ellos sobre su misión. Por ahora, Robert estaba a salvo de cualquier conspirador. Una vez que vuelva, si lograba volver, Robert sencillamente tendría que mantenerse tranquilo y relajado con respecto a su misión, no levantar sospechas. Pero el conocimiento era importante ahora, lo que sea que haya matado a los astronautas podría estar aún ahí. Robert había ido a la luna armado con un equipo completo semi-forense de laboratorio por lo que debía trabajar rápido para obtener información en base a la cual poder trabajar. Debía evaluar los peligros tanto aquí, en el sitio de alunizaje como en la tierra, debía trabajar rápida pero metódicamente ahora, cada poco de información podría ayudarlo a incrementar sus probabilidades de sobrevivir. Con información suficiente podría urdir una estrategia capaz de sacarlo a salvo de ahí y mantenerse bajo el radar de quienquiera que fuese el conspirador.
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