Ragnarok Conspiracy 26/44 | En español
Otro capítulo de la novela "Conspiración Ragnarok", originalmente escrita por mí, traducida al español por Gabriel González, ilustrada por @marylucy con la portada de Keith Draws.
Al igual que el original, este libro se publica STEEM-primero. Nuestro objetivo es completar la serie STEEM y publicar el libro electrónico antes del Black-Friday (29 de noviembre).
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Parte IV
26
Capturado
"¿En serio pensó que sería tan fácil de capturar, señor? Me tomó más de medio siglo escapar de los Quants, ¿Creyó que me arriesgaría a ser abducido de nuevo por ellos o cualquier otra facción? ¿En serio pensó que no tomaría precauciones?
» He escapado de la gente que usó mi trabajo para destruir a la civilización y me obligó a usar mis habilidades para servir a su codicia. ¿Pensó que si logré escapar de un búnker subterráneo a seiscientos metros bajo tierra custodiado por cientos de guardias y drones con I.A, no tendría tecnología avanzada a mi disposición? ¡No seré abducido de nuevo! No por los Quants y, ciertamente, tampoco por Nueva Zion. Requerirá mucho más que unos Agentes y una nave octópoda si quieren sacar lo mejor de mí, señor. Ahora dime, grandullón, ¿Cómo pudieron rastrearme?"
Xavier colgaba de su pierna restante, la cual estaba casi totalmente sumergida en un globo oscuro de unos sesenta centímetros de diámetro que flotaba a unos tres metros y medio del suelo, sentía un chorro de su propia sangre cayendo por su rostro. La demacrada cara de aquel hombre barbudo, quien se veía como alguien que había vivido en la calle por décadas, lo miraba con ojos penetrantes y decididos. Trató de levantar una de sus manos, que estaban colgando junto a su rostro, casi tocando el suelo, quería moverla para limpiar algo de la sangre que tenía en su rostro antes de que llegase a sus ojos, pero luego de veinte centímetros, la poca fuerza que tenía comenzó a desvanecerse y su brazo cayó inerte nuevamente.
La sangre cubrió sus ojos, oscureciendo su vista.
"¿Quién eres?" —susurró Xavier apenas audible.
"¡Respuesta equivocada!"
Al hablar el viejo hombre, Xavier sintió cómo su cuerpo boca abajo aceleraba hacia arriba. La aceleración hizo correr un poco la sangre y pudo abrir un ojo lo suficiente como para ver a su cuerpo, comenzando por su pierna, desaparecer dentro de la esfera negra que le mantenía suspendido.
"¡Espero que sepa nadar, señor! ¡Dile a Nueva Zion que no se vuelvan a meter conmigo jamás o no seré tan amable la próxima vez!"
La voz del viejo seguía sonando en su cabeza, luego un resplandor naranja llenó los ojos de Xavier, luego un impacto. ¡Agua! El sabor del agua salada llenó su boca y, al emergerse en el agua, su fuerza volvió a sus brazos y la pierna que le quedaba. Un inmenso sentido de desorientación lo desbordó al darse cuenta de que estaba bajo el agua, de alguna manera. ¡Agua marina! Trató de orientarse cuando, de reojo, vio aparecer a un tiburón cabeza de martillo. En un acto reflejo, golpeó con fuerzas y hundió dos dedos en los ojos del tiburón, resultando en que el tiburón diese media vuelta.
"No, merde, el tiburón no está boca abajo, ¡Yo lo estoy!" —pensó.
Al recobrar el sentido de qué estaba arriba y qué abajo, comenzó a subir hacia la superficie, la primera bocanada de aire le aclaró un poco la mente. Con la sangre de su rostro lavada, Xavier ahora podía ver claramente, veía un sol naranja elevarse sobre el amplio mar y una gran nube de sangre, su propia sangre, alrededor de él. Se dio cuenta de la deplorable situación en la que estaba; la sangre atraería más tiburones. Había sido criado cerca de aguas infestadas con tiburones por lo que se daba cuenta de cuán escasas eran sus oportunidades, volteó la mirada y un ápice de esperanza volvió a él. Una sección de mar que era más clara, supo que estaba cerca de la orilla, pero ¿Podría hacerlo? ¿Podría sobrevivir?
Al volver la mirada de nuevo, se dio cuenta de que estaba más cerca de la orilla de lo que había pensado. Un pequeño muelle de madera que conducía a la orilla estaba a unos cuatro o cinco metros de él ¿Podría hacerlo? No había tiburones a la vista, pero sabía que al menos uno estaba cerca. Rápidamente, sumergió su cabeza y observó hacia la dirección por donde el tiburón había ido y vio su oscura silueta aproximarse a él. Si estas aguas eran como las de su lugar de origen en Haití, el tiburón no estaría a más de veinte metros. Detrás de él, otras figuras, ¡Cinco, no, seis tiburones más! Usando sus brazos y pierna, Xavier nadó tan rápido como pudo hacia el muelle. Trepó a él mucho más lento de lo que le hubiera gustado. Había perdido mucha sangre y su cuerpo no le respondía como le hubiera querido, era como si estuviese débil e intoxicado por alguna droga, entonces notó una perturbación en el agua cerca de él e instintivamente pateó tan fuerte como pudo con su pierna restante haciendo que se hundiera en el agua colorada bajo él. Aparentemente había pateado a uno de esos tiburones, lo que le ayudó a impulsarse para subir al muelle.
Un chico joven vino corriendo hacia él de entre las palmeras de aquella pequeña playa. Algo le sonaba a Xavier, ¡Conocía esta playa! ¡Estaba en casa! De vuelta en Haití, donde se había criado. Había usado lo último de sus fuerzas huyendo de los tiburones. Mientras yacía en el muelle, Xavier sintió lo último que le quedaba de sus fuerzas abandonar su cuerpo.
"¡Aide Moi!" —gritó Xavier al chico. ¡Podría vivir! El hospital de un pequeño pueblo estaba sólo a un par de kilómetros.
Estaba en Paris en un momento, y al otro se encontraba en Haití, en menos de dos minutos realizó un viaje que perfectamente pudo ser de treinta minutos o más hacia su ciudad natal. Pero no había tiempo para pensar acerca de eso. Xavier presionó su ingle con dos dedos, presionando su arteria. Debía concentrarse en sobrevivir y podría morir desangrado si no se concentraba.
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