Un Funeral Distinto. / Relato corto
Fuente: (http://www.funeuskadi.com/blog/funeral-civil/)
Aun así se siente distinto, no sé cuánto rato llevo por acá, pero sí que es lo suficiente como para bajar la mirada y evitar el contacto visual; Así escapo de la danza de las tres palmadas en la espalda y las palabras trilladas, como muletilla grupal, como coro imparable que dudo que cause algún sosiego real en quienes lo reciben, y que sé que quienes lo dan lo sienten como una incomodidad de la cual hay que salir apenas llegan.
Hace un tiempo por cultura general me dio por buscar en el tío omnipresente de todos, Google, topándome con unas listas que partían en 9 y hasta 50 formas diferentes de dar el pésame. Esta noche estoy seguro que ninguno de los presentes se les ocurrió esa idea.
Lo interesante de llevar la mirada baja es que cumplo con el protocolo de sobriedad y puedo centrarme ahora que el aburrimiento se hizo de mí, de prestar atención a los arquetipos que siempre están en estos sitios.
Me encontré con el típico cuenta chistes, no saben cómo los he repudiado cuando soy quien tiene en un féretro a alguien, pero, y tal vez por no haber aguantado la risa con un par de chistes esta noche, he cambiado de opinión, entendí que muy posiblemente esas personas han sido golpeadas tantas veces por la muerte que han hecho callos en el alma, y que los chistes son un regalo a los que en esta ocasión sufren, un poco de alivio, un té caliente.
“Nos tenemos que reunir en otras circunstancias, la familia no se puede ver solo en funerales”, que desgracia de frase, no porque sea mentira, todo lo contrario, quien la dijo a mis espaldas sabe que es la verdad más grande que puede emitir, y a su alrededor todos asienten aunque sea con la cabeza, aun así la gran mayoría, salvo uno que otro joven que cree en la premisa, saben que eso no pasara, y que preferirán ver televisión un domingo y que cada vez será más y más frecuente verse en estas instalaciones mientras esa generación de familia da paso a la siguiente que ya será más diversa y menos unida.
Los allegados se conocen más por la forma de llorar que por sus rostros, en una esquina me siento, no por cansancio, más bien por seguir descubriendo desde este punto algo que en otras culturas es una fiesta y en el nuestro un conglomerado de actos que inundan el suelo de lágrimas.
Desde aquí escucho el particular llanto de quien le exige al cuerpo lagrimas que el cuerpo ya no tiene, los que se desgarran la garganta y quienes vieron una luz apagarse, quienes tienen miedo, quienes convocan a todos sus recuerdos hermosos y borran por un momento los errores de quien ya no está, socavando cada pedacito de base que los detenga y cayendo como quien hace un sacrificio a un volcán de tristeza, como si cada pulsante aguja en el alma realzara el amor, esto no lo compartiría si no hubiese estado yo un par de veces en la misma situación.
En contraparte de todo lo que escucho mientras veo aquellas baldosas, en esta noche que debería ser un poco más fresca por compasión, escucho unas risas, es inconfundible la alegría de un niño, levanto mi mirada y veo tres pares de trenzas corriendo entre la gente, no logro ver sus caras pero supongo que no están signadas con eso que hoy marca a todos los demás presentes, tal vez para salir de donde estoy con todos estos pensamientos las sigo con la vista, vuelvo a ver a las personas, a los que ríen, a los que lloran, a los que guardan una inanimada expresión por respeto , las trenzas bajan su ritmo y aun en un caminar juguetón se van acercando al féretro, en un pasillo de tristeza pasiva hay, cuales cirios al lado de aquella caja de madera personas que, una frente a la otra flanquean a quien falta.
Y reconozco los ojos, aun rojos y cansados de aquellas personas, y la empatía me embarga, y empiezo a sentir el dolor en mi alma que acompaña las suyas, y si siento su partida por muy lejana o cercana que pueda ser, porque el dolor de esos ojos es contagioso, no puedo seguir siendo un espectador pasivo, empiezo a perder el control de las lágrimas que no habían salido de mí , solo quiero darles un abrazo y ayudar a sobrepasar esto, tal vez un chiste de los recién aprendido, tal vez un abrazo, cualquier cosa pudiese servir, me digo mientras voy caminando hacia el sitio.
En un conflicto de intereses no podré llegar en estos momentos a uno u otro lado del féretro así que al acercarme un poco más decido llegar a los pies del difunto e intentar hablarles. Deberíamos reunirnos en otros momentos no en estos, repito en mi ente y recuerdo que hago todo lo que he venido criticando hace unos minutos.
¡Claro!
Ya entiendo todo, como no lo vi antes.
Black F.
Muchas Gracias.
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Muy bueno amigo, con varias verdades tristes bien dichas en el camino. Saludos!
Gracias.
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