“El sueño de la libélula": El inicio.

in #spanish7 years ago

Toda semejanza con la realidad no es coincidencia.


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Lucía camina a paso ligero al encuentro de su nuevo trabajo. Se había vestido con sobriedad, la entrada a un Ministerio como profesional de apoyo, era un gran logro y reconocimiento por su participación en las organizaciones sociales de distinto carácter, las que, conociendo su conocimiento y entrega desinteresada, le solicitaban cursos y charlas sobre temas de actualidad, los que impartía de forma voluntaria, enriqueciéndose en saberes en cada jornada.

Durante los últimos cuatro años, había sido “cesante ilustrada”, como ella comentaba con humor, por lo que decidió ingresar nuevamente a la universidad y estudiar “Magister en antropología”, tema que la cautivaba desde siempre, y le permitiría tener mejores herramientas para su permanente trabajo directo con las personas de organizaciones sociales, poblacionales y de pueblos originarios.

Luego de cuatro años en Chile de un gobierno de derecha, el país había decidido volver a confiar en Michel Bachelet socialista, por segunda vez, primera mujer del país y de América Latina que había ya tenido un primer gobierno con la unión de distintos conglomerados políticos, desde la Democracia Cristiana (ambiguo pensamiento, se denominan de centro), hasta el partido comunista, pasando por socialistas, radicales, entre otros.

En chile los principales cargos públicos y de cierta connotación, no son asumidos por las o los mejores. Se presenta el llamado “cuoteo político”, en el que no se designa a las personas en sus cargos por las condiciones profesionales, técnicas, o de experticia, sino más bien por ser el hijo/a, amiga/o, amante, pariente, cercano/a de algún/a connotado/a operador/a político.

Dicen que es el mal de casi todos los países, lo que no significa que este bien, rompiéndose la continuidad de algunos buenos procesos y proyectos. Gobierno entrante, despide al personal, ingresa gente nueva al aparato del estado, se borra lo construido por el gobierno anterior, a menos que sea ley de la república, y volvemos a empezar la vida. Somos como los cangrejos, caminando para adelante y para atrás con gran destreza y sutileza, es como que nadie se diera cuenta de esta estupidez humana que no permite avanza a los pueblos. Tal vez esa sea la idea en una pérfida mente global.

Al presentarse con la jefatura, que había asumido funciones un mes antes, sintió un clima hostil, una sensación de pesadez, de que “algo va a pasar”. Cerca de doce personas la miraron con desconfianza, ¿Quién era esa que entraba? ¿Quién sería su “padrino o madrina”?. Ese día en que Lucia ingresaba al Ministerio, cuatro personas del departamento en que debía cumplir funciones, fueron “desvinculados/as”, echados, quedaron cesantes, y otros más sabían que en el trascurrir de los días correrían la misma suerte.

Volver a trabajar, con el sueño de aportar a su país, con la experiencia de la muerte de un hijo por malos tratos y negligencia médica la habían sensibilizado no solo en su dolor que nunca cesa, sino también en la comprensión del dolor de esa otra u otro que pierde a un ser amado. La alegría de su regreso a la vida labora dio paso a la incertidumbre.

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Lucía ya había trabajado en otros ministerios, con cambio de gobierno cada cuatro años, siempre había sido permanente, a pesar de su débil situación jurídica laboral. Sintió una profunda pena por la gente que partía de sus lugares de trabajo solo por haber entrado en el gobierno anterior, a veces sin siquiera compartir sus ideas. Y pena por ese pequeño país de belleza sobrecogedora, que mira inquieto el océano que nada tiene de pacifico, con gente trabajadora, llena de sueños, los que son destruidos mil veces, entre terremotos, volcanes que escupen fuego y cenizas, mar que sale a recorrer calles y poblados, políticos/as corruptos/as, dictaduras crueles, entre otras tragedias, lo que no les impide volver a levantar otros miles de nuevos sueños.