RE: De cómo evitar los lugares comunes (¡¡encontrándolos en nosotros mismos!!)
Hola Daniel: me quedo leyendo tu texto y los comentarios de los participantes en esta interesante discusión y temo que no tendré ya nada que decir (lo que no es necesariamente malo) porque ya todo habrá sido dicho. Así que me atrevo a adelantar algunas cosas sin haber leído todos los comentarios para no quedar fuera de la fiesta.
Toda persona que ha intentado escribir en serio se ha enfrentado al problema de las expresiones gastadas por el uso. ¿De dónde nacen? ¿Cómo enfrentarlos? Creo que esas son las preguntas fundamentales.
Entiendo que los lugares comunes son un producto de la tradición y la cultura. En ese sentido están profundamente arraigados en nuestra psique y en nuestras formas expresivas. Y la cultura los refuerza continuamente. El cine y la música popular (cierto cine y cierta música popular) son grandes productores de lugares comunes, así como eso indefinible que llaman la "sabiduría popular". El artista, si quiere trabajar en serio en su arte, no tiene más remedio que intentar depurar su expresión (y, sobre todo, su pensamiento) de los clisés recibidos. ¿Cómo puede lograr tal cosa? Diría que, en primer lugar, mirando el mundo. Trataré de explicarlo con un ejemplo del cine. En la película "La joven del arete de perla", el pintor Vermeer le pregunta a su sirvienta de qué color son las nubes. Y esta responde que blancas. Él le pide que mire otra vez, que se tome un tiempo para mirar de verdad. Y entonces ella ve que las nubes son blancas, rosadas, doradas, con un borde gris... Creo que de eso se trata: mirar el mundo, no con inocencia (sería lo ideal pero ya no se puede) sino con atención. O, si lo prefieren: con inocencia y atención. Y también mirarse a sí mismo: indagar en nosotros mismos, en nuestros miedos y deseos,en nuestras nostalgias y nuestras alegrías, esas que son sólo de nosotros y tratar de darles forma con palabras; no conformarse con las primeras palabras que parecen describir nuestro estado de ánimo, o que resumen nuestra experiencia, sino indagar en los matices, en las sugerencias, en lo que se resiste a mostrarse. Cuando miramos y nos miramos superficialmente utilizamos palabras y expresiones superficiales porque son rápidas y cómodas.
Entonces, un doble movimiento para identificar y apartarnos de los lugares comunes: mirar hacia afuera y hacia adentro. Hacia el mundo y hacia sí mismo.
Hay, por supuesto, otras formas menos "trascendentes" para apartarse de estos lugares tan comunes: identificarlos, saber que existen, leer nuestros propios textos como si fueran ajenos, apoyarse en una especie de "inversión paródica" del lugar común.
En fin, no sigo para poder leerlos.
Concuerdo,
La escritura como un doble movimiento: un mirar al mundo "con inocencia y atención" para penetrarlo, y mientras, en el acto de adentrarte en él, dejarse llenar por ese mismo mundo que se percibe, interno o externo.
Entonces escribir...
Hay una frase de Augusto Monterroso que dice: "conozco a tantos ecritores magníficos sin nada que decir..."
¡No seamos esos! Y la solución es la que mencionas, @rjguerra, contemplar el mundo con verdadera atención.
D.