EL PODER POSITIVO O NEGATIVO DE LAS PALABRAS
Como consejero y conferencista he escuchado a muchas personas hablar y he notado que el problema que tienen muchas de ellas al no ver cristalizado sus sueños, es su mal hablar . Gente que no han tenido el más mínimo cuidado a la hora de pronunciar palabras. Hay algunos que ni cuenta se dan de las consecuencias negativas que trae para sus vidas el tipo de palabras que dicen y del daño que hacen a otras personas. E scribió el rey Salomón en su libro de proverbios: “La muerte y la vida están en poder de la lengua” Proverbios 18:21
Llegué a la conclusión, después de este texto bíblico, que las palabras que pronuncio con mi lengua, juegan un papel muy importante y determinante para mi futuro. Note que el hijo de David dice que la muerte y la vida están relacionadas directamente con las palabras que pronunciamos con la lengua. Por lo tanto, está en nosotros determinar qué tipo de palabras pronunciamos. Podemos decidir en pronunciar palabras de muerte, enfermedad, pobreza o decidir hablar palabras de vida, salud y prosperidad.
Lamentablemente hoy son incontables las personas que continuamente caen en el error de confesar palabras de maldición y no se dan cuenta que con ese tipo de declaraciones están acarreando desgracias para sus vidas. Ahora, alguien podría decir que en su vocabulario no hay ese tipo de palabras, no obstante, creo que eso es producto del mal concepto que se tiene de la palabra maldición. Si estudiamos este término veremos que maldecir viene del griego kakologeo que significa hablar mal; kako, mal; lego, hablar. Así que, maldecir es simplemente confesar o hablar mal. Ahora, lo contrario de esta palabra maldición es bendición, y esta última viene del griego eulogia que significa hablar bien; eu, bien; lego, hablar. De esta palabra griega es donde se deriva el término elogio, es decir, usted elogia cuando habla bien.
Para notar como hay vidas que suelen hablar mal veamos “inocentes” maldiciones que muchos hablan sin percatarse de ello. Por ejemplo, cuando alguien, por cualquier motivo no recuerda un asunto y dice: “Es que esa mente mía no me sirve para nada”, allí esta persona ha incurrido en palabras de maldición, soltó una maldición en contra de su cerebro sin darse cuenta. Otro ejemplo podría ser cuando cualquiera confiesa: “Yo nunca viviré sin problemas, pues salgo de uno y entro en otro”. Allí también se ha caído en un mal hablar. Y qué me dice de esta: “Este muchacho si es malasangre”. Si lo ha notado esta palabra “malasangre” es una sangre mala, y escuché en una oportunidad que una madre insistentemente le confesaba eso a su hijo produciendo tiempo más tarde Leucemia, es decir cáncer en la sangre, que por supuesto esta enfermedad produjo la muerte de su hijo. Indiscutiblemente que peligroso son las palabras de maldición.
Un último ejemplo podría ser una madre o un padre diciéndole a su hijo “Muchacho bruto, tú no sirves para nada”. ¿Le es familiar ese tipo de confesión? Puede que piense que si y que en varias oportunidades le dijeron ese tipo de MALDICIÓN. Ahora, esto es solo cuatro pequeños ejemplos, pero la lista de palabras de maldición podría no terminar. Es por ello que a nuestro alrededor nos conseguimos infinidad de personas que sus estilos de vidas son a medias. Seres que no han podido remontarse a las alturas de la excelencia por el tipo de maldiciones (hablar mal) que salen de su boca o que le han confesado y atados por años.
En conclusión, debemos entender con mucha claridad que las palabras que pronunciamos cada día no se las lleva el viento, como algunos creen erróneamente, son esas palabras las que precisamente van a determinar nuestro estilo de vida en el presente y en el porvenir. Así que, forme el hábito de hablar bien y le seguro que sus palabras le harán bien a su vida y aquellos que le oigan hablar.