EL VENEZOLANO ES COMO SU AREPA.
En el caso que nos compete, quiero hablar de este plato tan especial para cualquier nacido en territorio venezolano. Y es que es algo que parece sencillo, pero las implicaciones culturales y los lazos que representan dentro de los hogares, son invisibles a cualquier ojo humano, pero todos somos capaces de sentirlos intensamente en nuestro corazón. Hablar de la arepa, es hablar de Venezuela sin distinción de clases sociales. Sin importar donde vivas, donde trabajes o el equipo de favorito de beisbol. No importa si crees que todo está bien o si todo no está tan bien. Todo se cura desde el momento en que la tomas entre tus manos y sientes en tus dedos la costra que creó el budare luego de unos minutos de cocción. Vas a sentir la mantequilla chorreante en el plato y el queso derretido en cuanto des del primer mordisco. Porque eso sí, cualquier pequeña reunión puede ser salvada con una arepa con mantequilla y queso blanco.
Pero no nos quedamos allí, porque venezolano que se respete, sabe que es un alimento tan versátil, que puedes rellenarlo con lo que te imagines. Literalmente tu imaginación es el límite. Desde el fiel queso blanco o el amarillo, un buen perico o un atún con tomate y cebolla, también puede ser de diablitos, pasando por el pollo (¿quién se puede resistir a una “reina pepiada”?), para aterrizar en un buen guiso de carne mechada e incluso cualquier combinación de productos provenientes del mar. Otros más osados, las rellenan con huevos de codorniz, salchichas y hasta un combo de parrilla compuesto por carne, chorizo, chistorras y morcilla.
Otra evolución de la arepa frita, es la empanada. No es una arepa como tal, pero se parece bastante. El sabor de la masa depende literalmente de las manos benditas de la cocinera ó cocinero. Pero no podemos mentir, la estrella de la preparación es nuestra abuelita o nuestra madre. La sazón y preparación que poseen, son unas maniobras bastante difíciles y peligrosas de imitar, porque en la mayoría de los casos, es una misión fallida. Podemos hacer una buena masa, pero NUNCA… NUNCA, será mejor que la de las mujeres que nos trajeron al mundo. Y el relleno de la empanada, pues es un caso aparte. Nadie se puede resistir a una de cazón, de mechada o una operada (procedimiento quirúrgico que consiste en hacer una incisión en una empanada una vez freída, con el objetivo de introducir un segundo o tercer relleno, para complementar el original y hacer explotar los sabores en el paladar de cualquier comensal).
Después de haber dicho todo esto, tengo que confesar que es mucho más difícil decidir por qué el venezolano eligió a la arepa o por qué la arepa eligió al venezolano. Lo que sí puedo decir es que ambos se parecen muchísimo. La situación actual del país ha hecho que la arepa sea material de exportación, porque en este momento hay venezolanos regados en todas partes del mundo. Pero tanto los que se han ido, como los que aún están dentro del país, tienen algo en común con la arepa, su increíble capacidad de adaptación a las situaciones difíciles.
El venezolano, al igual que su arepa, tiene la capacidad de reinventarse constantemente, sin miedo alguno. De hecho, es una de las características que más destaca de este plato y de los venezolanos fuera y dentro del país. Muchos han dejado sus carreras, para hacer cosas que nunca imaginaron. Han colocado sus egos y comodidades locales en una caja fuerte que botaron y que ahora les permite ser ciudadanos de mundo, mientras adquieren conocimientos y un “relleno” que los hará crecer como individuos y como ciudadanos, si en algún deciden regresar a su tierra, para presentarles otros sabores y experiencias.
Gracias por tomarte unos minutos en leer mi post. La verdad es que me encanta escribir y por acá he hallado una forma de expresarme. Tú opinión, es muy importante para mi, así que si deseas indicarme algo, estaré abierto a tus comentarios. Saludos.
Tremenda publicación, así es @sabreu. que te apoyen muchos usuarios.