Hallando la Victoria en el día de conflicto [Escrito]

Jesús, tú lo sabes cuan triste estoy. Como decía el salmista:

Las aguas me llegaron hasta el alma, he caído en un hoyo profundo y no puedo hacer pie, ¡Salva Dios, porque los justos se acabaron y no hay quien ayude! ¡Mis ojos se han gastado de tanto sufrir!
Las angustias de mi corazón se han aumentado, y mis enemigos más que los cabellos de mi cabeza. ¡Dios estoy abatido! Postrado estoy ¡Ya casi he perdido mi esperanza! Estoy solo, he perdido mi confianza.
Salmos 69

Jesús, tú estás cerca, yo sé que estás aquí. Dice tu palabra: “Jehová te oiga en el día de conflicto, y el nombre del Dios de Jacob te defienda, te envíe ayuda y desde Sion te sostenga." De nuevo lo digo: Yo estoy postrado.

¡Escúchame!
¡Defiéndeme!
¡Ayúdame!
¡Sostenme!
¡Socórreme, Dios porque perezco!

Mis ojos se han cerrado y ya no puedo más ver; mi corazón dentro de mí se deshace como cera y mis pasos ya no puedo dar.

Tú te diste todo por mí. Tú sufriste esto; yo aún no he dado mi último aliento; tú lo diste. El día de angustia es para considerar, para ver mis pasos, para vivir arrepentimiento genuino, para vivir consuelo.

¡Jesús! ¡Jesús! ¡Dime algo!

Estoy aquí esperando una palabra tuya, en el día malo, para el que no me preparé. Sin embargo tal vez no lo sea. Tal vez sea el día que he esperado; El día de Salvación. Tal vez sea el día en el que crea; tal vez sea el día en el que clame a Dios; tal vez sea el día en el que vuelva a Dios.

¡Tal vez! ¡Tal vez!

Tal vez sea el día en que retome mi rumbo para siempre; ¡Tal vez sea ese día! Ese día de gozo que anhelan mis hermanos; tal vez sea el día de alegría; tal vez sea al día que tú y que todos han estado esperando; tal vez sea hoy.

Tú me estás hablando, aunque no escucho tu voz, no sé por qué lo digo, pero es cierto.

¿Cómo quieres que ore? ¿Cómo quieres que hable? ¿Cómo quieres que esté ante ti? Quisiera preparar mi corazón para estar ante ti.

¿Qué cosas hoy serán distintas? ¿Qué cosas van a cambiar?

¡Bendíceme Señor!

Yo quiero creer ¡La fe es mi vida! Mi ser está allí; en creer. Ayúdame a ser quien tú quieres que sea; ayúdame a recordar lo que, de mí, tú piensas y siempre deseas; anhelo cumplir tu deseo.

Las circunstancias no han cambiado, y no sé si yo; pero que el día tenebroso se vuelva claridad no es algo que depende de mí, sino de ti; por lo tanto, que venga lo que me venga, que sea lo que sea; En ti espero, Dios. Quiero aferrarme, que sea lo que tú quieres, no lo que yo.

Francamente, no sé si este día lo recuerde bien, o si jamás lo olvide, pero algo sé; que estás construyendo algo de mí. ¡Si! De mi materia estás construyendo mi existencia. ¡No pares hasta que acabes!

Sé que acabarás.

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