Queridos amantes del arte culinario y la gastronomía, aquí les traigo una receta que les va a encantar porque les daré el truco para que las conchas de naranjas, no queden con ese toque amargo en su postre.

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En una oportunidad viendo a los ángeles en la cocina, quedé impacta con la preparación de una tarta de naranja. Esta receta estaba decorada con esas hermosas ruedas finas de la fruta en cuestión, bañadas en almíbar. Se veían ¡ESPECTACULARES! y decidí aventurarme sin realizar una previa investigación.

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Primero, lavé muy bien mis hermosas naranjas amarillas, las corté en ruedas y las puse a hervir con un poco de agua para después botar el líquido amargo, lo hice como tres veces y nada, aún estaba ese sabor…

Procedí a preparar las ruedas de naranjas después de tantas lavadas en el almíbar; supuse que así cortaría cualquier amargor; pero ni soñando ocurrió…

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La receta quedó todo un desastre. Les confieso que al principio quedé decepcionada; pero jamás resignada. Decidí volver a intentar hasta que pudiera lograr tan anhelado sabor.

Escudriñé un poco… Entonces me dije si la Limonina es una sustancia estrechamente relacionada con los limonoides de las semillas de los cítricos y para eliminarla necesito un proceso químico de separación y con esto quitarle su amargo sabor natural; de inmediato grité de nuevo ¡EUREKA!

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Cuando procedo a quitar el sabor amargo de las berenjenas, las dejo remojar en agua con sal por lo menos 10 minutos antes de su cocción, quizá el resultado sea igual con mi enemiga: “la limonina de la naranja…” Tal como están pensando, he ahí la solución…

Y aquí, la fórmula:

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