Memorias del éxtasis
Imagina... Imagina que tu vida fluye en el cauce de la antiguedad. El cielo sobre tu cabeza es un espectáculo asombroso, tan asombroso que confunde los sentidos y domina las emociones de las criaturas. Tu cielo es una increíble obra de arte que revela, sin el menor esfuerzo, la infinitud de nuestro universo: Este conjunto incalculable de estrellas, ensamblando un divino techo natural en tu vida cotidiana: esta Vía Láctea.
Y hete aquí, diminuto, impotente; un insecto que disfruta, sin embargo, la bendición de contemplar cada noche el espectáculo universal en su expresión más trascendente. Así comprendes sin palabras tu invaluable privilegio como criatura que ha sido bendecida con la vida, y por ello te sientes agradecido. Entonces bajas tu cabeza e inclinas el cuerpo en reverencia a la existencia misma. Espontáneamente tocas el suelo y te inclinas aún más, como si quisieras taladrar la tierra para expresar en la forma más íntegra un gigantesco sentimiento de pequeñez que te posee ante la inmensidad del Todo.
Yo soy nada, diminuto. Soy una gota fugaz cuya existencia privada terminará mañana, cuando me sume de nuevo al cuerpo del mar.
Es interesante que la palabra islam signifique sumisión, aceptación, resignación; y es solo uno de los numerosos ejemplos de expresiones religiosas que reflejan directamente estos profundos sentimientos del hombre, testigo de la grandeza de la existencia; comprendiendo sin escapes, hasta el fondo del alma, su propia irrelevancia.
Así nacieron las religiones tradicionales que definieron nuestro pasado, en el centro de condiciones de vida tales que revelaban las verdades más importantes de la existencia humana. El sentimiento religioso es, originalmente, un asombro místico ante el espectáculo de la naturaleza. Pero ese sentimiento se hundió en el barro del desarrollo civilizatorio; fue sepultado junto con las condiciones de vida y las costumbres que, en principio, lo hicieron emerger.
Ya el hombre no encuentra un espectáculo divino conducente al trance cuando eleva su mirada al firmamento. Ahora el universo circundante no le ofrece discursos cada día sobre la insignificancia humana y la brevedad de la vida. Se alejaron los sentimientos místicos que alguna vez contrajeron matrimonio con los símbolos religiosos. Hoy esos símbolos permanecen solos, desatendidos y sedientos de conexiones con la realidad. Murió el vínculo, murió el misticismo, murió el trance; por lo tanto, las religiones son ahora contenedores vacíos que los humanos rellenan con sus mentiras.
Imagina de nuevo. Imagina que posees cada día los mensajes del universo y ellos te hacen agradecer la existencia. Te has postrado ante tus dioses... pero ya es momento de atender la vida mundana. No obstante aquí no hay televisores, smartphones, computadoras o pantallas. Aquí incluso no encuentras libros para que puedas extraviarte en las cabezas ajenas. Tu conexión con el Todo y con la Nada permanece intocable. Tu humildad permanece sin manchas.
Pero pronto aparecerán los primeros enfermos de tu raza; aquellos saturados de pretensiones; aquellos que mencionan su indudable grandeza.
Ellos empujarán la raza a guerras contra la vida, contra los dioses de todos los pueblos y contra la naturaleza.
fuente
Ellos lucharán contra la verdad primaria de sus vidas.
Ellos ocultarán el cielo para no ver más su propia pequeñez.
Ellos asesinarán dioses hasta el momento en que no quede sino uno... un pequeño y pusilánime dios. Luego ellos tomarán su lugar, porque ellos deseaban ser dioses desde el momento en que la demencia tomó sus espíritus.
La locura se esparcirá completamente a través de la Tierra, y tú... mi amigo, tú entonces deberás luchar para recuperar las memorias antiguas de tu alma infantil. Entonces se hará necesaria la virtud de tu consciencia, pues en ese instante entenderás que nuestra enfermedad no se sanará espontáneamente.
Tu consciencia es un remedio, un remedio feliz de tu mente que, entonces, con suerte podrá experimentar de nuevo el éxtasis de una vida sin pretensiones.
Como ejemplo de las perspectivas místicas que aún sobreviven en algunos núcleos minoritarios de las religiones, quiero compartir con ustedes este video (subtítulos en español), realizado por un amigo entrañable. En él, el Dr. Umar Faruq Abd-Allah, habla sobre la belleza y la verdad en su visión sobre el corazón del islam.
~Spirajn Senpretend~
Que interesante mensaje y que magnifica reflexion sobre los musulmanes. Sin dudas seguire vistando tu blog. Gracias por tu aporte!
Gracias a ti por la atención. Disculpa por no haber respondido pronto; el servicio de internet en mi país está dándome muchos problemas.
Muchas gracias, compañero. Disculpa por no haber respondido con prontitud; el pésimo servicio de internet me está dando problemas.
Es cierto lo que dices; yo creo que esa es justamente la clave: encontrar maneras de hacer lo que realmente nos llena y, al mismo tiempo, recibir los recursos que necesitamos gracias a las personas que disfrutan nuestra inspiración y nuestras obras.
excelente refleccion <3
Gracias, bella May y @mayvileros.