Flashbacks (el folk 3)
Al principio de esta aproximación a la cultura de los años 60, ya se hizo notar la relación entre EE.UU. y Gran Bretaña en cuanto a gustos musicales. En la isla no hubo un equivalente represivo de la caza de brujas de McCarthy, por lo que el folk adquirió fuerza y un matiz desafiantemente anticomercial, manteniendo las formas tradicionales de la música rural irlandesa, escocesa, galesa e inglesa, junto a baladas de la revolución industrial del s. XIX, reforzado todo ello por canciones compuestas en aquel momento, como las de Ewan MacColl, con letras que criticaban abiertamente la sociedad que le rodeaba.
En 1958, la Campaign for Nuclear Disarmament (CND) inició una protesta, que se repetiría anualmente, contra la fabricación de armas nucleares; se trataba de una marcha pacífica de 80 kilómetros, desde la fábrica de armamento de Aldermaston hasta la Trafalgar Square londinense, que tardaron cuatro días en recorrer. El acontecimiento reunió a inconformistas de todo el país, de todas las edades y de distintas clases sociales, lo que estimuló un repertorio de canciones radicales que pasó inmediatamente a las actuaciones en directo de los bares, durante los años posteriores.
A la larga, una rebelión pacífica paralela surgiría en Norteamérica, adoptando e internacionalizando el emblema de la CND, el famoso círculo y tres líneas en su interior con forma de huella de ave. Fue creado por Gerald Holtom, quien, tiempo después, admitió haberse inspirado en el cuadro de Goya “3 de mayo en Madrid”, en el que un campesino, con los brazos hacia arriba, está a punto de ser fusilado.
El primer movimiento pacifista de EE.UU. se centró en manifestaciones por los Derechos Civiles, apoyando la creación de leyes antisegregacionistas en los estados del sur. Hay que advertir que, a principios de los años sesenta, la mayoría de los campus parecían monolitos de una intensa convención social. Los universitarios eran tan conformistas, que varios estudios sociológicos dedujeron un resurgimiento del más duro conservadurismo.
No hay ni que decir que se equivocaron, puesto que la brecha social comenzó con estudiantes que despreciaban los estándares conservadores de su propia generación. Todo comenzó con pequeños grupos de jóvenes blancos dispuestos a defender los derechos de sus escasos compañeros afroamericanos, que tenían que soportar diariamente la humillación de las leyes racistas.
Y la lucha se extendió como la pólvora, era cada vez más frecuente ver a estudiantes con un libro asomando por el bolsillo de sus tejanos: “En el camino”, de Jack Kerouac, ejemplo de rechazo a unas normas sociales que no estaban dispuestos a reproducir. Estos jóvenes pioneros consumían anfetaminas (que tomaban incluso los estudiantes más serios y formales, puesto que en época de exámenes, la anfetamina era suministrada rutinariamente por los propios servicios sanitarios de las universidades), peyote (que era legal y muy barato), y grandes cantidades de marihuana, aunque la posesión de un sólo porro podía acarrear varios años de cárcel. Jeff Shero Nightbyrd, activista de la Universidad de Texas, sostiene que “en aquella época, los grupos proscritos y rebeldes eran todos aliados: integracionistas, moteros, cantantes de folk o exploradores de cuevas.” Pero rechazaban frontalmente las organizaciones tradicionales; los políticos decían de ellos que eran unos drogotas apolíticos, y ellos aseguraban que los políticos eran irritantes, exigentes y gritones, siempre de mal humor. Los porreros eran vistos por los administradores de las universidades, curiosamente, como el verdadero peligro, el caldo de cultivo necesario para subvertir las normas de las tradiciones sobre las que descansan las estructuras del capitalismo. Y en esta ocasión, acertaron.
Imágenes:
https://www.anfrix.com/2007/02/el-origen-y-significado-de-los-simbolos-de-paz/
http://www.gutierrez-rubi.es/istillhaveadream/mlk/march-on-washington/
http://www.mareonline.nl/archive/2014/10/29/527-strategisch-procederen
http://movimenthippie.blogspot.com.es/2013/03/movimiento-contracultural-pacifista-y.html
La música del siglo XX siempre estuvo ligada a las reivindicaciones sociales y más en los años 60. Me viene a la cabeza Nina Simone y la película Hair; esta película me sigue impactando.
No he podido ver el video, sale el típico mensaje de que el propietario lo ha quitado. Nunca vi la película, aunque algunos de sus pasajes son muy conocidos. Nina Simone es imprescindible, si queremos hablar de lucha por los derechos humanos. Y de una voz que acaricia igual que rasga.
Sí, a mí también me sale ese mensaje y me imagino es porque el propietario lo tiene monetizado en YouTube, pero luego te pongo el enlace.
Este es enlace de la canción de Hair:
De Nina Simone me impresionó un documental vi en Neflix:
Uauuu...!
Caray, ¡qué interesante dato el campesino de Goya y la pata de oca!. Estoy perdiendo facultades, pero esa libreta tuya, vuelvo a repetir que vale su peso en oro. Leyéndote, viendo esos auténticos conatos de lucha, de recuperar el sentido de la vida, de la dignidad, de la sociedad, no dejo de preguntarme qué se ha roto en la sociedad norteamericana para votar a un personaje como el que han elegido de presidente. ¿Estamos retrocediendo?. ¿Han vuelto a sobrepasar las barricadas de la decencia?. Siento que mi falta de historia musical no pueda aportar comentarios más dignos. Pero admiro tu labor y con tu permiso, parece que tú también eres una hija de la lluvia de las ranas...
Lo que dejo escrito en estos retazos de historia tiene que ver con la música, pero como vehículo de expresión política, así que tus comentarios dan en la diana. Lo que le ocurre a los Estados Unidos le ocurre a Europa, que estamos aquejados de una decadencia que no pueden disimular los mecanismos de maquillaje, aunque parezca que sí. Una cosa es que la gente no queramos o podamos decir lo que realmente pensamos, porque en estos momentos la libertad de expresión no vive su época más gloriosa, pero creo que cuando un cambio psicológico es necesario, se abre paso, aunque sea a cabezazos. A la naturaleza no se la domina, o eres su aliado, o pagarás tu error. Soy hija de la lluvia de las ranas de finales de verano, sector absurdo, latitud variable, longitud límite, no lo niego. Ah, y me alegra que te hayas dado cuenta de la pata de oca.
Los cambios, sean físicos o psicológicos, son, en mi opinión, como los procesos de la Naturaleza: requieren su tiempo y a veces es necesario que vayan pasando generaciones hasta alcanzarlos. Esto me recuerda el problema de la Alquimia: el alquimista, en el fondo, pretendía imitar a la Naturaleza, pero con el inconveniente de acelerar los procesos que ésta, sabiamente, maduraba. No se puede cambiar psicológicamente de un día para otro, pero sí se pueden sembrar las suficientes semillas para augurar un buen crecimiento en el futuro. Y esto, en parte, es lo que se consigue con gente que aúne sus esfuerzos en un bien común, ya sea aportando su granito de arena como haces tú con tus escritos, invitándonos a reflexionar, a ver que todos estos planteamientos, aun a pesar de los años, continúan vigentes y necesitan no sólo reactivarse, sino también aportar savia y fuerza nuevas.
Fantástico reportaje, eres una ducha en la materia.
Está todo escrito por aquí y por allá, sólo hay que buscar la información, porque los medios no lo ponen fácil, hay mucha gente que no conoce nada de esto, pero estoy segura de que algún día se reconocerá el mérito de tanta gente que quiso cambiar el mundo, y no para imponer un nuevo orden, como ahora, sino para dejar que el caos se mueva libremente.