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Era una mañana normal en el barrio donde vivía, el mirador del este en petare. Barrio popular de Caracas – Venezuela, ese barrio era tranquilo o quizá eso creía ya que era muy joven como para sentir inseguridad, no veía armas ni drogas, vivía tan feliz como cualquier niño de cualquier estrato social.

Si la memoria no me falla esa mañana vi a mi padre, a mi hermano y a mi madre, Al estar todos allí supe que algo no andaba bien ya que mi madre y mi hermano no vivían ya con nosotros. Mi bisabuela que dormía en un cuarto cerca del nuestro… había muerto.

No recuerdo si mi madre me ordenó algo pero sé que subí al otro piso de la casa donde vivían mis abuelos y mis tíos, brinque la reja como acostumbraba y entre las hojas de los materos de mi abuela y la reja de la cocina pude ver como la llevaban fuera de la cocina ayudada y llorando moviendo la cabeza de un lado al otro, creo que leí sus labios y decía
“mi mama, mi mama”.

Volví en modo automático y totalmente en silencio, mi madre me vio y me hablo por primera vez de lo que era la muerte, fue por causas naturales “ya tu abuelita Carmen estaba muy viejita” -Dijo manteniendo la compostura- (le decíamos abuela a mi bisabuela) Yo seguía en silencio, seguía sin entender y no sé porque tenía miedo en ese momento.

Mi madre me invitó a verla y yo asentí con la cabeza, ella estaba acostada boca arriba, no la vi muy diferente solo mas blanca, pero solo parecía dormir. Mi madre me dijo justo eso, -solo parece que durmiera pero cuando el alma sale del cuerpo se pone el cuerpo mucho más frio… Si quieres toca para que veas.- Yo aún en silencio con ese pequeño miedo en el pecho pero aun sin entrar en pánico estire mi brazo por encima de la cabecera de la cama y con mis dedos pulgar e índice le toque la oreja. Estaba realmente fría.
Luego llegaron las personas de la funeraria a llevarse a mi bisabuela y comenzó todo el proceso, velatorio y posterior entierro en el cementerio general del sur.

               

Pocos días después, una mañana, mi padre estaba un poco confundido, no me dijo nada. Pero luego pude enterarme de lo que había sucedió.
La noche anterior mi padre se despertó sobresaltado porque alguien estaba tocando la puerta de nuestro cuarto y exclamo:

¿¡coño que pasa!?

Dijo molesto a esa persona, ya que era altas horas de la noche o madrugada quien sabe, no respondieron a su pregunta, solo seguían golpeando la puerta y con molestia mi padre se apresuró a abrir, pero cuando la abrió… no había absolutamente nadie. Y la puerta que sigue doblando a la izquierda cruzando nuestra pequeña sala también estaba cerrada. Solo logro ver a lo lejos e irse por la ventana a cenizo, un gato Korat gris que era la mascota de la casa.
A todas estas yo no escuche nada, mi padre le cruzo por la mente, ¿Qué habrá sido? ¿El gato?, o ¿Una pesadilla vivida?. No le prestó atención y siguió durmiendo.

               

La noche siguiente volvió a suceder lo mismo, yo seguía durmiendo plácidamente. Mi padre no entiende como yo no escuchaba aquellos tormentosos ruidos, como si alguien con el canto de su puño y lleno de rabia golpeara la puerta una y otra vez, como el tic tac del reloj, golpe tras golpe. Fue rápidamente a abrir la puerta para encontrarse nuevamente frente a frente con el silencio y la oscuridad abrumadora, y en ese momento se convenció de que era algo más, no era una pesadilla, no era cenizo. Había algo acechando desde la oscuridad y él sabía que lo observaba, sabía que podía estar respirando a solo centímetros de su rostro. Así como golpeaba la puerta podría atacarlo en ese mismo momento, podría acabar con su vida, miles de cosas pasaron por su mente en esos minutos. Lentamente cerró la puerta como si ese algo estuviera en todo el frente y mi padre tratara de no golpearlo con la puerta, el sonido al pasar el pequeño pestillo parecía quitarle la tranquilidad ya que en ese momento se percató de que estaba inmerso en la oscuridad de ese pequeño salón que esta antes de entrar a nuestro cuarto, sentía frio en la espalda, no quería voltear, dejando la oscuridad a sus espaldas y tratando de que su mente no jugara con él, camino hacia el cuarto se acostó y en ese momento fue cuando pudo voltear y ver hacia el pequeño salón en el que estaba. Lentamente se recuesta sin pestañar con su corazón latiendo arrítmicamente, y no veía nada, eso era lo que más temor daba, no ver absolutamente nada pero saber que hay algo allí.

Al día siguiente mucho más serio de lo normal se fue a trabajar y paso su día normal. Yo me fui a pasar la noche en casa de mi madre, creo que para él nunca le había llegado tan rápido la noche, sus horas menos preferidas.

               

Esa madrugada empezó nuevamente la pesadilla, esta vez mucho más cerca, mi padre se despertó y vio hacia el pequeño salón que tiene a mano derecha la puerta que golpeaban, esta vez no golpeaban la puerta, sentía algo extraño pero nada ocurría, o eso creía… al ir aclarando un poco su vista en la oscuridad percato como algo lentamente se movía, pensó que era su imaginación pero se incorporó y efectivamente… Pudo ver que la gaveta del ropero se estaba abriendo. Su corazón se detuvo por un instante, la gaveta se detuvo y se empezó a guardar y otra gaveta que estaba frente a ella al otro lado del cuarto, específicamente del lado izquierdo del cuarto comenzó a abrirse también, -Esto no puede ser un sueño- pensó mi padre, y de pronto se desato la locura, golpeaban la puerta mucho más fuerte y las gavetas todas se abrían y se cerraban en una orquesta de ruidos terroríficos y golpeteos por todas partes.
Nunca supe como termino esa noche y como siguió durmiendo no se de verdad, pero al día siguiente cuando vi el cuarto estaba desordenado y había una cobija guindada en la lámpara y estaba algo chamuscada pues usábamos bombillos amarillos que calientan mucho y supongo que por esa razón se quemó. Fue una escena muy espeluznante, ¿Que rayos estaba pasado?

               

Esa misma tarde hablo con mi abuelo y él pensó que sería mi abuelita Carmen, pero… ¿Por qué?, Mi abuelo luego de un rato corto una mata de sábila para colocarla junto a una cruz de palma sobre la puerta para “proteger la casa”, pero la sábila la corto mal así que la boto al barranco, luego corto otra la cual finalmente armo con su cruz y un cordel rojo.

Esa noche tenía que quedarme en casa con él y no se imaginan lo aterrado que estaba, mi mente volaba, imaginaba cosas, cualquier ruido me alertaba, veía sombras, me sentía observado, no podría conservar la calma. Llego la hora de dormir no sé cómo lo logre, pero me dormí. Mi padre también durmió pero en la madrugada un ruido, como un disparo o un fuego artificial lo despertó fue un sonido seco que sintió en toda el oído, lo dejo paralizado, pero solo eso ocurrió.
Yo, no escuche nada… solo dormía no sé como pero cuando abrí los ojos ya era de día, sentí que voló el tiempo.

Volteo y mi padre duerme, veo el cuarto más grande de lo normal tenia aun ese susto en el pecho y sentía mucho silencio. Trague grueso y me levante lentamente de la cama, pase al pequeño salón y abrí la puerta, vi primero por un pequeño borde y no vi nada extraño así que abrí y salí a la sala, todo en orden. Respire ya más tranquilo fui al baño, y me lave la cara los dientes y todas las cosas cotidianas de las mañanas.

Iba a subir a casa de mi abuela. Abrí la puerta y me quede petrificado… no van a creer lo que vi… era la misma sábila mal cortada que mi abuelo había botado.
Hasta el día de hoy sé que ese “ente” era real y regresó la planta con el motivo de demostrar su poder y también respetar el nuestro, ya que desde ese día más nunca sucedió nada en mi casa. La protección de mi abuelo funciono, pero ese “ente” dejo su mensaje de despedía.

O quizá fue solo un hasta luego… nunca lo sabré… y nunca podré olvidarlo.