Relato: Despedida (Haytham)
No sé qué hora es; no sé en qué parte de los Cárpatos estoy. Lo único que sé es que hoy es el día decisivo en donde mi vida se conserva o se extingue; hoy es el día en que a mis enemigos enfrentaré en medio de aquellas coníferas de los Urales, impidiéndoles que continúen con aquella maléfica misión de utilizar a gente inocente para sus propósitos siniestros.
Mi amigo el loup garou levanta un poco la cabeza y olfatea; volviéndose hacia mí y a los demás que estamos parados a lo largo del paraje, nos dice que se avecinan los vrikolakas y los vampiros fieles a Lilith. Se acercan a través de la espesa niebla, probablemente armados y con sus prisioneros transformados en licántropos enloquecidos.
Miro para ambos lados; los hombres valientes que están junto a mí observan con detenimiento y expectativa lo que hay delante. Algunos quizás están encomendándose a Dios, pues saben que existe la posibilidad de dar sus vidas por las de sus familias. Otros están pensando en las mujeres e hijos que dejaron, en los padres ancianos que dejaron atrás.
Yo pienso en mi esposa y en mi hija; pienso en ellas, me despido de ellas, pues estarán lejos para el momento en que esta primera y única batalla termine.
Levanto la mirada hacia el cielo.
Ruego a Dios, ruego a los Aesir, a los Vaenir, a Buda, a toda la divinidad infinita que salgamos triunfantes, que regresemos con nuestras familias; que protejan a nuestros seres queridos, quienes se fueron a otras tierras para protegerse. Que cuiden a mi esposa y a mi hija, los amores de mi vida; si la divinidad ordena a la muerte recolectar nuestras almas y llevarlas al cielo o al Valhalla o al Helheim, estaré tranquilo de saber que ellas serán libres.
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