Este día es tan gris, parece que va a llover y la verdad no lo sé; mi abuela siempre sabia en que momento pasaría, es decir no era meteoróloga ni una chica sexy del tiempo pero, ¿saben? Las ancianas saben de eso. Honestamente no tengo la menor idea de porque pienso recuerdo eso en este justo momento, han dado la alerta en la institución, es día de visitas pero algo ha ocurrido, vaya que gran día para hacer visitas, que ironía.

Cuando ha sonado la alarma me he escondido, es lo habitual pero debo pensar para calmarme, a medida que avanzo por los pasillos me doy cuenta que están solos, seguro y lo más probable es que todos estén ocultos o evacuaran el área, la mejor idea es ocultarme.

Cuando he corrido por los pasillos solo logre escuchar que escapo lucí, por lo que sé es peligrosa, ya saben los chismes van y vienen, según escuche la acusan de asesinar , un día se levantó y lo hizo, no creo sea una decisión de cambiar ropa o comprar zapatos, lo que resulta inquietante es que días después no recordaba haberlo hecho, ni siquiera el haber jugado con los cadáveres, por eso la encerraron en este lugar.

Tengo tanto miedo de estar sola y el sudor recorre mi cuerpo, es lo típico cuando el miedo se asoma por mi puerta, escucho pasos y siento que alguien se acerca, no es justo que ocurra esto y se supone que el juego de las escondidas con mis primos tal vez pondría la situación a mi favor.

Ya es la hora, es el momento, lo presiento, y de repente veo una mano asomarse por la puerta, ha llegado mi momento y debo aceptarlo, la figura se asoma, un guardia acompañado de una enfermera, creo ha llegado mi salvación y de sus bocas solo salen una palabras, mi sonrisa se ensancha…Te encontramos Lucí, es hora de dormir.