El sentimiento de una madre en Venezuela
Hola steemit, hoy con los sentimientos a flor de piel. Como millones de mujeres de Venezuela soy madre, lo mejor que me ha pasado en la vida y hoy en día viviendo en Venezuela no dejo de pensar en ¿Qué pasará? No hay día que me despierte con el anhelo de que todo en mí país cambie para poder ver crecer a mi hijo aquí, verlo crecer feliz y sin carencias. Todos los días pensar en un plan para mí esposo y para mí es incierto.
Cuando me entere que estaba embarazada mi esposo y yo estábamos viviendo en Perú y por razones de salud, económicas y migratorias decidimos regresar a Venezuela para que pudiera llevar mi control aquí y el bebe nacer con tranquilidad, gracias a Dios así fue. Ahora ya mi bebe tiene 5 meses y sentimos que pronto hay que tomar una decisión, principalmente por él, por nuestro bebe que merece crecer con la esperanza de un futuro, con un país alegre y rodeados de comodidades básicas, esas que en cualquier parte son tan simple y aquí tan complejas.
Para mí no es fácil volver a tomar la decisión de irnos, no es simple para mí pensar que me puedo ir del país y ver a mi bebe rodeado de comodidades y todo el amor que su padre y yo le entregamos a diario, pero verlo crecer sin sus abuelos, sin sus tios, sin el resto de su familia, cuando yo crecí rodeada de primos de una familia alegre, como la mayoría de las familias venezolanas.
Todos los días se me arruga el corazón en pensar volver a dejar mi tierra, todos los días una batalla en este país, por sobrevivir , por ser fuerte y no llorar, todos los días nos despertamos extrañando a alguien porque todas las familias venezolanas ahora están repartidas a nivel mundial. Yo no quiero ver a mi hijo batallar todos los días, yo quiero ver a mi hijo feliz, tranquilo, luchando por sus sueños y con la convicción de que si los puede hacer posible.
A todos mil gracias por leerme y a todos los venezolanos que están en esta comunidad, mis abrazos y esperanza para todos de que pronto nuestra historia será más bonita.
Veo reflejada en tu historia la de hermanos, primos, sobrinos, compañeros de trabajo y amigos de la infancia. Hay tres historias particularmente muy tristes que ocurrieron recientemente. No tenían ni meses de haberse ido tres amigos músicos y sus respectivas familias. A uno le tocó sufrir la pérdida de su mamá y no poder venir a despedirse ni sepultarla. A otros dos lo propio pero fallecieron sus respectivos papás. Ni hablar de los abuelos que viven aquí y conocen a sus nietos solo por fotos o por conexiones de Facetime, Skype o WhatsApp. Los sobrinos están creciendo fuera de sus raíces con desarraigo y desconocimiento de lo propio. Sin los calurosos abrazos de su familia, ni las sonrisas y ocurrencias de sus primitos, sin la calidez de la casa materna. Pero por encima de todo esto priva la subsistencia. El poder contar con atención médica, garantizar un puesto de trabajo y salarios acordes a tus esfuerzos, la posibilidad de adquirir una casa o un carro, de tener acceso sin condicionamiento a los alimentos y a la educación. Definitivamente la decisión no es fácil. Sea cual sea determinará tu posibilidad y la de tu esposo y bebé de ser felices o no.
Es así muy difícil esta situación que atravesamos las familias venezolanas, pero confianza siempre en Dios que nos da la fuerza para luchar.