Hay vida después de ella.

Tardes de buen café y deliciosos helados de pistacho acompañaron la relación de Miranda y Sebastián. Era increíble verlos venir, inmediatamente transmitían amor, pero no de ese amor meloso de besos y abrazos, era un amor firme, lleno de confianza y locura, que brotaba desde las entrañas de su ser.

¡Es noche de películas! Expresaba Sebastián, mientras la dejaba en la puerta de su casa. Ya Miranda sabía que tenía que apartar tiempo para él. Era tan curioso ese amor, que si había problemas el exterior no lo notaba, cualquiera pudo pensar que era la relación perfecta y en efecto lo era, no porque no tuvieran discusiones o “encontronazos”, sino porque sabían resolverlos de la mejor manera.

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La cama era el lugar sagrado, dónde llenaban a plenitud sus pasiones, porque sabían que nada en el sexo es inmoral, si contribuye a perpetuar el amor; ciertamente estaban enamorados y se lo hacían saber el uno al otro, cada vez que se miraban a los ojos…

Lo que muchos no entendemos, es que hay días en dónde las personas se cansan de ser felices, se cansan de amar o tal vez se aburren de la rutina. Todavía no sé de qué se cansó Miranda, pero lo cierto fue que decidió dar el siguiente paso en la relación. Cuando se lo notificó a su novio, fue como si el arcoíris que los acompañó durante 4 años se desvaneciera entre la oscuridad de un cielo gris.

-Ya no me quieres, expresó con rabia mientras las gotas de dolor brotaban de sus ojos.
-No es que no te quiera Sebastián, simplemente no puedo continuar en una relación que no me aporta lo suficiente para ser feliz. Fue lo único que Miranda alcanzó a decir entre palabras, ella también tenía un nudo en la garganta, pero como cosa rara no lo dejaba aflorar, siempre fue la dura de la relación y debía ser así hasta el último momento.

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El paso que nuestra amiga quería dar no era otro que el final. Tal cual como en las lecturas, un punto y final, pero no esos donde pasas la página, sino esos donde ya no queda más que leer. Como los niños, cuando el cuento se termina y apagan la luz porque ya es hora de dormir.

La luz se había apagado para los enamorados empedernidos, quizás estaba más oscuro para Sebastián que para Miranda, pero, a fin de cuentas, oscuridad para los dos. Aún no entiende las razones, él sigue pensando que su amada nunca lo quiso y ella continuó su vida con una normalidad que parecía darle la razón a las sospechas de Sebastián.

Todavía se hablan, pero ya no se ven, ella ha pasado por momentos muy difíciles y nuestro Romeo sufre por no acompañarla en sus noches de tristeza.

-Ya no puedes darle amor como antes Sebastián, entiende que no te quiere. Exclama la voz de su conciencia, mientras borra el mensaje de texto que tenía pensado escribirle.

Yo quisiera darte palabras de aliento mi gran amigo, a ti y a todos los “Sebastián” que leen esta publicación, Miranda no puede dejarte sin nada, aunque sientas que se lo ha llevado todo, debes agradecerle por las hermosas noches y grandes mañanas que te regaló, pero el hecho de que ya no te quiera en la misma medida que tú, no quiere decir que nunca te quiso. No te tortures, continúa, sigue, porque ciertamente hay vida, después de ella.

Una vez alguien me dijo que “la costumbre es más fuerte que el amor…” quizás en ese momento no lo entendí, pero hoy puedo decirles que sé perfectamente de que hablaba. Acostumbrase a alguien es entregarle nuestra libertad y nuestros sentimientos en bandeja de plata. Es mejor extrañar a una persona por amor que por costumbre, porque el amor puede agotarse, pero la costumbre tarda más, entonces resumimos que; la que amaba era Miranda y Sebastián estaba acostumbrado a recibir amor.

“El amor sin libertad, dura lo que un estornudo.”

Ricardo Arjona en su tema “Pingüinos en la cama.”

Guarden esa frase, y si no la entienden ahora, traten de entenderla después, con el pasar de los años. No se preocupen, porque si la olvidan, la experiencia o la Miranda que esté a su lado, se las recordará. Amor y libertad son valores que deben ir acompañados uno del otro, ya que, si somos libres podemos amar, en medio de esa dupla se encuentra la confianza, la cual es la base fundamental de las relaciones. Si uno de esos tres elementos falla, tengan por seguro que fracasará todo lo demás.

Aún tengo mis dudas, no sé qué pasó en la historia, a lo mejor Miranda se sintió atrapada, atrapada por el mismo hombre que amaba, pero que no la dejó ser libre, y como la libertad es la esencia del ser humano, ella prefirió sertirse libre a sentirse amada.

Dicen que el amor es como las mariposas, nunca podrás atraparlas, pero si esperas tranquilamente, ella se posará sobre ti. Es increíble como algo que en principio es una simple oruga, puede convertirse en uno de los seres más hermosos de la naturaleza. Una Mariposa representa lo que para muchos es la vida, un sin fin de colores que vuelan sobre las adversidades de los más profundos infinitos de nuestro ser. Foto tomada por @cuevasromulo.

Cuando se enamoran de alguien, no crean ustedes que se enamoran de la persona. Lo que realmente les enamora es su esencia, te enamoras de lo que es, de lo que transmite, de la sonrisa que se dibuja cuando algo le hace feliz, te enamoras del brillo de sus ojos (no del color ni de la forma), te enamoras de la luz que brota cuando mira algo que realmente le gusta. Disfrutas verla, pero te aseguro que no contemplas su cuerpo, si no su espíritu, porque vamos a estar claros, nadie es bonito cuando se despierta, solo somos hermosos si nos ven con ojos de amor. Y lamento decirte algo mi querido lector, si estabas pensando en alguien mientras leías esto, te informo que estás enamorado.

Felicidades a los que aprobaron el test de enamoramiento, porque vendrán grandes emociones para ustedes y para los que no, sigan intentando, porque no hay nada más hermoso y educativo que sufrir por amor.

Bienaventurados aquellos que han amado y han sentido el placer de ser correspondidos, pero más bienaventurado, es aquel que ha sido marcado por una ruptura y ha sabido continuar con los pedazos que le quedaron, inclusive, ha continuado amándola, aunque ya no este con él, porque Sebastián entendió que se había enamorado de la esencia de Miranda y no de la propia Miranda, es decir, verla sonreír, verla caminar, verla ser feliz es suficiente, aunque ya no esté con él. Un amor así, puro, como el del principito por su flor. El cuidaba a su rosa, la regaba todos los días y vivía para ella, sin arrancarla, porque sabía que al desprenderla de sus raíces perdería su esencia.

No sé cuánto tardó Sebastián en entender la lección, no sé cuánto tarda el ser humano en darse cuenta que las personas no son para poseerlas, sino para amarlas, mientras está a tu lado, disfruta, vive el presente. Es como sentir y valorar “el aquí y el ahora”, tenemos que dejar de mirar nuestro presente con ojos del pasado o con las ansias de saber que nos depara el futuro, porque mientras perdemos el tiempo en esas pequeñeces, nos cohibidos de disfrutar lo que está a nuestro alcance en ese momento.

Amen, vivan, recuerden que los corazones rotos son los que más han aprendido y con el tiempo se fortalecen. No es sano quedarse con la incertidumbre de saber ¿qué pudo haber pasado?, si no estás cómodo en una relación, termínala, si estás enamorado, díselo, si quieres romper la dieta, rómpela. Pero, por favor no te quedes con las ganas de vivir.

Recuerden que cuando se escribe con amor, todo es más bonito.
Yohana Martínez.