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El ojo envía al cerebro todo lo que ve, una asombrosa cantidad de datos, estimada en aproximadamente 82 megabytes por minuto. Es increíble que el cerebro pueda manejar esta cantidad de información de forma tan eficiente y en tiempo real. Procesa los datos al instante, seleccionando lo relevante, descartando lo innecesario y reservando imágenes según nuestras preferencias, aunque no graba videos completos como lo haría una cámara.

No existe ningún aparato creado por el ser humano que pueda igualar esta capacidad. El cerebro parece un dispositivo digno de un diseño divino, capaz de realizar tareas que sobrepasan cualquier tecnología. Además de procesar imágenes, también analiza los sonidos, determinando si son alertas, música o algo que conecte con nuestras emociones y sentimientos. Mientras tanto, disfrutamos del gusto y del tacto al comer, aunque todo eso puede pasar desapercibido si nuestra mente está ocupada en la imaginación o en otros pensamientos.

Reflexionar sobre esto, incluso al mirar un simple trozo de carne, nos hace valorar el extraordinario regalo que es el cerebro. Es gracias a esta maravillosa máquina biológica que podemos percibir, razonar, soñar y experimentar el mundo. En verdad, nos permite ser seres increíbles, con un potencial que muchas veces damos por sentado.