Convicción y no ficción

in #steemit7 years ago

Desde muy pequeño me desvivía por la ver la caricatura del cuento Alicia en el país de las maravillas, esa historia de Charles Lutwindge que de alguna forma llegó a la gran pantalla para llevarnos a un mundo fantástico y mostrarnos que lo imposible es posible. Pero ese país de las maravillas no se escapa de la realidad del mundo actual. ¿Por qué digo esto? Es simple, porque la tiranía, el dominio absoluto, dictadura o gobierno totalitarista han existido a lo largo de la historia de la humanidad en diferentes formas y versiones; siendo el país de las maravillas una versión de gobierno al estilo del mundo actual.
Es por ello que el país de las maravillas no es una cuestión de cuento, ni de ciencia ficción, sino es el maravilloso modelo de sociedad que ha construido el hombre, un modelo dependiente, un modelo opresor, un modelo de libertad limitada, en fin… Un modelo fantásticamente terrorífico.
Sí echamos un vistazo a la geo-política del mundo actual, encontramos a un Estado Islámico, una China, Corea del Norte, Rusia, Cuba y Venezuela como aquellos lugares que cumplen fielmente el papel que representa el gobierno de la Reina Roja en Alicia, a diferencia que cada quien le pone su toque artístico, ya sea socialismo, comunismo o simplemente llamarlo democracia.
Por otro lado, particularmente tenemos una Reina Roja que no inspira miedo, ni terror, sino por el contrario, indignación y tristeza, ya que tiene una series de cartas representadas en militares y un dragón convertido en un aparato perfectamente corrupto con dominio mediático, donde abunda elementos verdaderamente proveniente de un país de las maravillas - ¡claro! Nada fantasioso – que cuenta con unas características tan resaltantes como: La ciudad más peligrosa del mundo, una hiperinflación y un pueblo con el índice de felicidad más alto del mundo. ¡Toda una maravilla!
Sin embargo, a este cuento de las maravillas le falta aquella Alicia, aquella heroína de ficción, ese que la ponga bien y saque del gobierno a la indignante Reina Roja para darnos la libertad; apropósito, una libertad que un pueblo la espera de la misma talla fantasiosa, una libertad efímera, imagina, que no se lee y ni se cuenta, una libertad que contravenga a los modelos impuestos, que se viva sin tanta ficción sino con más convicción.
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Fuente: http://www.diagonale.at/2014/webnotiz-maringer/