Una vieja camisa llena de pintura.
Daba vueltas por la casa, tratando de imaginar meter mi vida en una maleta, me sorprendí al darme cuenta lo poco que realmente tenia y cuanto lo atesoraba.
No había tocado el closet, solo daba vueltas buscando que cosas podía llevarme, que cosas sabia que usaría y que me vida sin ellas seria otra. Que diferencia podría hacer esa rasuradora de barbero que compre aquella vez que fui a ese centro comercial de paseo.
Esa rasuradora que solo utilizo para afeitarme los pómulos y que tras años de batallar contra ella he aprendido a usar medianamente. En esa misma tienda compre un encendedor, un encendedor bastante simple pero que siempre me ha recordado a un soplete, es un encendedor para pipas que solo utilice 2 veces, puesto no suelo fumar pipas.
Pero se me hacia importante y no puedo explicar ¿por que? Hay un viejo pendrive donde solo hay fotografias, fotografias que nunca subí a redes sociales, con amigos, ex parejas, alguno que otro documento de algún proyecto que nunca hice.
Y ese pendrive que se ha mimetizado de tal forma con la mesa que parecen uno solo y que tras usarlo aquella vez mas nunca he movido ha tomado una clase de importancia diferente, que nunca pensé que tuviera.
Así he pasado toda la mañana, revisando cosas viejas. Pase al menos 45 minutos revisando un viejo álbum, de los tiempos de la infancia. El viejo colegio Bianco donde estudie, habían varias fotos con "titi" una vieja amiga de quien estuve enamorado y cuando termino el colegio se mudaria de ciudad y de país.
Encontré cintas de VHS con viejos videos de cumpleaños, y viajes familiares. Recuerdo uno en particular, tenia un disfraz del viejo y amigable ratón de Disney, me veia contento. Con el pelo rizado y alborotado, como si mi madre hubiera perdido las ganas de tratar de peinarlo puesto era una tarea agotadora, y riendome.
Viendo las fotos viaje en el tiempo a recuerdos lejanos y algunos otros tantos cercanos, aunque siempre o mejor dicho, la mayoría del tiempo he estado riéndome, ahora me cuesta entender porque ahora me cuesta tanto.
Trato de no pensar en ello y sigo dando vueltas con aparente azar recorriendo la casa, eludiendo meter toda mi vida en una maleta. Después de algunas horas sin saber por donde empezar decidí empezar por la ropa.
Ropa interior, camisas, chemises suéter y chaquetas. Me sorprendió encontrar ropa que nunca he usado, me sorprendió darme cuenta la cantidad de cosas que he acumulado en mi vida, en mi corta vida de 22 años.
Revisando el closet encontré una camisa pintada, una camisa blanca llena de manchas de pinturas de diferentes colores. Me sorprendio verla alli, esa camisa la utilice un viernes. Ese viernes había decido salir mas temprano del liceo, y "jubilarme" (Escaparse del liceo) hacia una zona en Caracas llamada las Mercedes, en especifico la plaza Alfredo Sadel.
Por aquellos días en Caracas se realizaban conciertos, Era inicios del 2012, yo tendría unos 15 o 16 años. En aquella época tenia un grupo de amigos, con los que iría a ese concierto. Creo que seria el 2do concierto que fui en mi vida.
Ese concierto era especial puesto la banda que tocaba tenia la costumbre de llenar el espacio de pintura. Era parte de un ritual, la gente compraba pintura de colores y la arrojaba a diestra y siniestra. Recuerdo haber pasado por una tienda y pertrecharme con témpera de varios colores antes de dirigirme al concierto.
No hay mucho que contar, solo yo viendo la camisa, recuerdo el regaño que me dio mi madre, aunque honestamente valió la pena. Recuerdo también haber estado parado un buen rato en la puerta, pensando cómo entrar. Puesto estaba cubierto de pintura.
Eché a reír en la soledad, pensé en guardar la camisa en la maleta, pense que la podria usar de pijama o que en algún momento necesitaría pintar algo y esa seria la camisa perfecta, tambien pense en convertirla en un trapo. Pero no hice nada de eso, la volví a colgar y coloque otras camisas blancas mas dignas y bonitas.
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