<<SOMBRAS>> Continuación del capítulo I, primera parte.

Santa Lucia se dividía en 6 regiones; la región de San Lorenzo que anteriormente se distinguió por sus crecientes comercios y diversas industrias, ya que las facilidades de inversión y las políticas comerciales ahí implementadas facilitaban la creación de muchas empresas, siendo el autentico paraíso para todos los capitales tanto nacionales como extranjeros que quisieran ver crecer su patrimonio, además de ser la capital de Santa Lucia y estar ubicada en todo el centro de ésta, San Lorenzo es la región más grande y con mayor densidad de población. Al noroeste se encontraba Puerto Gris, que limitaba con el mar y que era además la segunda región con mayor población, tenía como principal actividad económica la pesca y el comercio internacional, también se podía encontrar allí una aduana, así como diversos comercios, bares y hoteles que aprovechaban los marineros y demás tripulación de los barcos que atracaban en el puerto para distraerse. Al norte se encontraba la región de Abadía, que limitaba con el mar al igual que Puerto Gris y que se encontraba rodeada por las montañas de Olocacio, siendo dicha región famosa por sus playas y atractivo turístico. Al oeste se encontraba la región de Cariaco, la cual se encuentra dentro de un valle rodeado por las cordilleras de Atalana, al sur, la Región de la Sierra, famosa por el espeso y peligroso bosque Orión, y al este la Región de Oronco, la cual desde hace 2 años de aquel funesto día en que toda luz murió, no existe ser humano alguno que viviera allí, pues según cuenta algunos de los supervivientes que tuvieron que escapar a San Lorenzo, dicha región fue invadida por seres oscuros a quienes ellos les pusieron por nombre los demonios de la oscuridad.

David, observa que la llama de su antorcha se va haciendo cada vez más tenue, razón por la cual apresura el paso para terminar de llegar lo antes posible a Santa Teresa, su mente se aparta por un instante de la mujer para comenzar a tomar en cuenta el hecho de que tan solo le restan unos cuantos minutos de luz, sin embargo, por un instante se siente tentado a bajar la velocidad de sus pasos, pero pese al agotamiento sigue con su marcha rápida, aunque en su interior se debate si aguantar al menos unos 15 minutos más para llegar al refugio o si por el contrario llegar directo al fuego principal de la urbe que se encontraba a un par de cuadras de allí, y así descansar un poco y poder acomodar su antorcha.

En éste punto es necesario acotar de que en cada urbe (a excepción de urbe Atalan, fortaleza Sol y el Área Metropolitana de San Lorenzo, después explicaré el porqué) existen los llamados fuegos principales, que no son otra cosa que fogones construidos de ladrillo con un diámetro de 5 metros aproximadamente, los cuales eran alimentados por leña y nunca eran apagados, pudiendo encontrarse en el centro de las urbes, por tal motivo, David optó por llegar hasta allí para reposar un rato y aprovechar en avivar fuego de su antorcha, aunque la fatiga lo vence y se tumba en las gradas de hormigón construidas alrededor de la gran antorcha, y ya acostado frota su rostro con las palmas de las manos e irónicamente tapa sus ojos con un trozo de tela roja que saca de su morral para que el resplandor del fuego principal no incomode su descansado, y exclamando dentro de sí, dice lo siguiente:

David, era parte de la primera compañía del cuartel 1º de Puerto Gris, que realmente no son militares de profesión, sino simplemente jóvenes con óptimas condiciones físicas y algunos policías que en vista de la amenaza, decidieron organizar una especie de milicia para la defensa y apoyo de los ciudadanos. Y, al igual que Puerto Gris cada región tiene su proprio cuerpo armado miliciano, sin embargo, San Lorenzo es la región más favorecida en éste aspecto, debido a que antes del día nefato, allí ya habían varios cuarteles militares y por ende, tenían tropas profesionales y armas de guerra de gran calibre, sumado a eso, después de la gran catástrofe se vieron en la necesidad de reclutar a la gran mayoría de los jóvenes para formar parte de la seguridad y defensa de la región. En el caso de Puerto Gris, el cuartel 1º no posee sino una cantidad limitada de armas cortas, algunas escopetas y unos que otros rifles de asalto que fueron anteriormente utilizados por la policía regional, sin embarga dichas armas eran guardas con mucho recelo, ya que las municiones escaseaban lo que obligaba a la milicia hacer normalmente sus expediciones con machetes y bastones de combate, pero a diferencia de ésta, la seguridad naval si tenían como tal militares profesionales y armas de gran calibre, y en el caso de Cariaco, allí se podía encontrar un gran cuerpo militar, que la verdad se especula mucho al respecto del porqué y el cómo se creó un poderoso componente en esa región, aunque muchos dicen que parte del ejercito de San Lorenzo emigro para esa región, llevando consigo una cantidad considerable de armas.

Eran ya las 10 de la noche, y David se había quedado dormido en las gradas que rodean el fuego principal, despierta un poco desorientado y se incorpora en el asiento hormigón, registra su mochila para sacar algo de alimento, y al tomar una de las latas que pertenecía a aquella desafortunada mujer observa que estaba algo oxidada y tenía un par de meses ya vencida, sin embargo no iba a desperdiciar aquella comida y procede abrirla, para que con un trozo de pan comerla.

La verdad es que daba igual a la hora que llegarás a cualquier sitio, siempre estaba oscuro y las personas no tenían una hora fija para dormir o hacer sus quehaceres diarios, todo el tiempo era igual, aunque en algunos momentos, es decir unas pocas veces al mes, la oscuridad se disipaba por unas 3 a 4 horas, dejando que algunos pocos rayos de luz solar, si es que así se le puede llamar ya que el sol no se veía por ningún lado, se filtren entre la lúgubre y espesa niebla, que no permitía ver más allá de unos cuantos metros.