Desde niño mi lugar favorito de mi casa siempre fue la cocina. Me gustaba ver a mis tias haciendo las comidas, y preguntaba todo, como se hacía cada cosa, probaba todo, y no me iba nunca sin que todo estuviese listo. Recuerdo que mi tía me decía que sería amante de la cocina. Y en eso no se equivocó.

He llegado a concluir que la cocina no es para todos, al igual que muchas cosas más. También creo que muchos nacemos con el don de la cocina, mientras que otros no. Pero como todo en esta vida, tiene solución (excepto la muerte) pues con actitud y poniéndole ganas, uno aprende, se pule y hasta le coge amor. En mi caso como digo el amor a la cocina es desde pequeño, y siempre he buscado aprender un poco cada dia. Veo videos, recetas, cursos, leo libros de cocina, y me meto en cocina como todos, a probar, inventar, experimentar, para siempre darle nuestros toques originales. Y aunque no siempre culminó con éxito las cosas, pues aprendo de mis propios errores y se que para la próxima lo lograre, y si no, repito la misma operación hasta que si se me da. Persevero siempre hasta alcanzar lo que quiero.

Aquí le mostrare un menú que preparamos, para un almuerzo que se llevaba a cabo en un instituto de inglés, en la ciudad de Quito. Para 30 personas. Un menú bastante exquisito, y fue el que el encargado de dicho evento seleccionó, después de haberles presentado tres opciones. Fue un reto que una vez mas se cumplio, despues de hacer los ensayos días anteriores, pues dicho evento era con personas bastante exigentes y venían desde otras provincias a la charla. Y nos seleccionaron a nosotros y pues nuestra obligación era mostrarles de qué estábamos hechos y que íbamos más allá de sus expectativas.

      Se aprecia un champiñón portobello, relleno con vegetales picados finamente y salteados con ciertos condimentos y un poco de aceite de oliva, luego de rellenarlos, se les colocó una lámina de queso cheddar y se les colocó pimienta negra, un poco de sal y le rociamos aceite de oliva extra virgen, y se llevaron al horno por menos de 5 min. A la hora de la montura, en el plato se colocó dos hojas de lechuga baby, tipo romana, pero más pequeña y con un sabor más dulce, y perejil alrededor.

      Como plato fuerte se sirvió un lomo muy suave, con langostino y salsa negra, como proteína. Este lomo y langostino fueron marinado con dias de anticipacion para que se sintieran los sabores y lograr que la carne tuviese un gusto único. Como carbohidrato fueron unas papas seleccionadas para lograr un tamaño casi igual y no romper con la armonía del plato, estas papas se cocinaron, luego de estar a un término de cocción prudente, luego fueron salteadas con mantequilla y perejil fresco. Y por último una ensalada de vegetales, cocinada al vapor.

      Luego del plato fuerte, cerramos con este delicioso postre, un bizcocho de vainilla, elaborado con una textura muy suave y casi logrando que se deshaga en la boca del cliente. Para adornar este delicioso bizcocho, tomamos frutillas, frambuesas, arándanos, los procesamos y cocinamos a fuego lento, logrando como resultado una salsa roja y dulce, y para darle el toque final le colocamos unas gotas de esencias de rosas. Y como se aprecia en la imagen, adornamos, y nos pareció que quedaría excelente una corona de nueces, logrando como resultado, lo que en la imagen aprecian.