Estos días han sido bastante agitados, pero aquí estamos al pie del cañón…

Hoy me levanté muy temprano a las 6:00 am. Les cuento que hoy salimos de emergencia con mi papá a las 8:00 am, porque tenía una fuerte obstrucción nasal. Recuerdan que hace día les dije que tenía una celulitis en la nariz, pues esa celulitis nunca se curó y ocasionó esa fuerte obstrucción.

El primer médico (un médico general) al que lo atendió le dijo que se trataba de una inflamación en los cornetes. Anoche no durmió bien, por lo que se levantó de mal humor. Así que hoy decidimos llevarlo al otorrino.

Salimos con la firme convicción de que hoy debíamos salir de eso. Hicimos una parada en una clínica. Preguntamos si había algún médico disponible y nos dieron un número de teléfono. Conversamos con la Dra. y ella nos dijo que no iría ese día, que iría el martes.

Yo no me quedé muy conforme con eso. Así que le dije a papá para seguir buscando. Tomamos un bus que nos llevó al hospital y de allí caminamos hacia las clínicas más cercanas.

Llegamos a otra clínica y la Otorrino estaba de vacaciones. Nos fuimos para otra clínica y resulta que había una Dra. que estaba pasando consultas. Allí nos que damos. Conversé con la secretaria sobre el costo de la consulta y si había disponibilidad.

Ella me dijo que la consulta salía en 20$, Es decir 23.300.000bsf (Dios mío querido, ese es el precio de una consulta en Cumaná). Lo anotó en la lista y esperamos.

Por fin, llegó el turno de papá. Pasamos, conversamos con la Dra. y ella le dijo que pasara para revisarlo. Al hacerlo se dio cuenta de que tenía un acceso dentro de la nariz. Este tenía mucho pus y la obstrucción no era por un tema de cornetes inflamados.

La Dra. Procedió a hacerle el tratamiento necesario para drenarlo. El cual fue debió haber sido doloroso, porque se lo hicieron sin anestesia. El proceso duró como media hora.

Pasamos a otra sala y nos explicó que el tratamiento aplicado anteriormente no había funcionado. Se acumuló el pus y estaba propenso a sufrir una infección muy fuerte.

Después de allí, salimos caminando. Traté de ir lo más lento posible. Nos paramos a esperar bus resulta que no pasó ninguno. En vista de que no pasaba uno, pues decidí caminar un poco más adelante.

Mientras caminábamos, el me dijo que no quería caminar y se baja el tapaboca. Cuando lo hizo, pude observar que estaba sangrando por la nariz. Me asusté y nos fuimos hasta la casa de un padrino.

Él nos auxilió. Nos ayudó con la compra de los medicamentos y nos trajo hasta la casa. Eso fue como a las 3:00 pm. Llegamos a la casa y descansamos. Le conté todo a mi mamá y a mi hermana. Mi mamá comenzó a llorar, porque recordó que una señora murió porque no se trató una celulitis.

Entre mi hermana y yo la calmamos. Él se bañó y vistió. Se le hizo una cura y se fue a descansar. Yo, por fin, pude sentarme a comer y descansar.

Con todo el corre-corre y las llamadas a mis tíos para contarles los sucedido. Después de comer, me fui a bañar, me vestí y me metí a descansar.

Mi hermana estaba pendiente de darle el nuevo tratamiento: ciproflaxacina, desloratadina, rinomax y diclofenac potásico (por si hay dolor).

Ayer estaba ocupada con mi papá y por eso no pude compartir con ustedes mi día, así que quise escribir para contarles mi día.

Aja, se me olvidaba la moraleja:

Nunca estamos solos en la vida y Dios nos pone a personas se buen corazón en el camino. Todos aquí saben lo mal que lo estamos pasando en Venezuela con el tema de la salud y el dinero. Hoy la ayuda no tardó en llegar y eso me demostró que al inocente lo protege Dios.

¡Nos leemos mañana!