Nunca decimos adiós (Poema)
Nunca decimos adiós aunque nos alejemos
entre la impaciencia pletórica del hastío,
aunque la distancia vaya despersonalizandonos,
subordinándonos al misterio del olvido,
desollando nuestros pasos en el atentado
cruel de la pretensión de ir borrándolos.
Nunca decimos adiós aunque desaparezcamos
completando un ciclo de nuestros signos,
hechizo de tiempo que siempre permanece
clavado en la erudición seglar del destino,
herencia sensorial que no acepta evasiones
porque los momentos se olvidan pero quedan.
Nunca decimos adiós ni aun cuando morimos
porque no tenemos idea cierta que explique
la existencia de un mañana tras la partida,
solo un hasta luego con brazos invisibles
que indican que el corazón ha sido tocado
por la falaz flecha que infiltra los enigmas.
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