Herederos de un reino.

in #venezuela7 years ago (edited)

"Servir porque me da la gana. Esa es la única razón. No sirvo porque el otro se lo merezca porque me apetezca o porque me sienta mejor, porque me realice sirviendo o porque me vaya bien para el currículum. No hay otra razón para servir que querer servir, querer convertir el servicio en mi para qué: porque me da la gana."
José Pedro Manglano

 

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Fuente

1:30pm.

Al escuchar el timbre de mi casa, me acerco al intercomunicador y, cuando pregunto por la identidad del visitante, recibo por respuesta: “Señor, ¿tendrá algo que nos regale para comer?”.

 
Se trata de una visita ya habitual. Son tres hermanos—Kevin, Kleiver y Kilver— que, al encontrarse desempleados sus padres, se ven en la necesidad diaria de salir a pedir comida. Visitan la urbanización donde vivo, y son más las veces que logran conseguir algo para llevar, gracias a la generosidad de mis vecinos. El mayor de los tres solo tiene 10 años de edad.

Es lógica la indignación ante escenas de este tipo. Al encontrarnos delante de injusticias como esta, reaccionamos queriendo darles una solución. Pero lo de hoy—realidad más que conocida por todos los venezolanos— no dejó de enseñarme algunas cosas.

Mientras aprovechaba para conversar con dos de ellos, Kleiver se acerca con una bolsa de regalos—sacada de la basura de mi vecino—, con un diseño alusivo al fútbol. De inmediato, Kilver, con una sonrisa inmensa, le dice: “Regálamela, por favor”. No se hizo esperar la generosidad del hermano mayor: “La traje para ti. Yo sé que te gusta mucho el futbol”. En solo quince minutos, pude verificar lo leído en muchas ocasiones: la generosidad es, solo en parte, una cuestión material.

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Kilver (con la famosa bolsa de regalos), Kevin y Kleiver.

Corresponde a quienes gobiernan, velar por que se den las condiciones para que todos los que vivimos en el país podamos desarrollar plenamente nuestros proyectos. Sin embargo, hemos de procurar que esta verdad no la convirtamos en la excusa que nos lleve a ignorar las necesidades de quienes nos rodean. Un acto de generosidad como el de este muchacho con su hermano nos interpela a quienes, incluso en estas circunstancias, podemos dar mucho más.

“En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entrareis en el Reino de los Cielos”. El autor de esta frase no se equivocaba al plantearnos ese itinerario. Hoy tuve una oportunidad para comprobarlo.
 

Carlos Contreras Medina.

 

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