El día de ayer despedí a mi pareja tenemos casi dos años de relación y he visto lo complicado que es una despedida.

No solo con mi pareja, he despedido a familiares cercanos como mi hermana y madre, muchas personas hablan de esto sin haberlo vivido, sentido siendo quien emigra o el otro agente que despide. Hoy en carne propia les quiero contar lo difícil que es vivir esta experiencia.

El año pasado días después del día de la madre mi mamá de cuarenta y cuatro años de edad había decidido el emigrar a nuestro país vecino Colombia, tenía dieciséis años y era mi último año de bachillerato, lo que menos yo esperaba era tener que despedir a mi madre y tener un terreno tanteable de que no la tendría ni en mi graduación, ni en mi tesis de grado. No lloré, la abracé y alenté a que trabajase, fuese alguien dispuesto, fuese alguien responsable y cultivador para sí misma, no para mí, quería su felicidad, no la mía. Lloré en casa, lloré en soledad y sentía que un pedazo de mi se había quedado en ese abrazo de mi madre quien le vi su mano despedirse de mí de un autobús. No le deseo esto a nadie, no digo que sea algo insuperable, muchas personas manejan el tema de manera insensible, pero en crudeza, mi mamá es un ser fugaz y maravilloso no solo para mí, para mis hermanas y mi papá, somos una unión desunida.

Mi hermana, me despedí de mi hermana recientemente en el mes de febrero de este año, se fue a un vuelo nacional hasta otro estado y de allí iría a frontera con Brasil, para luego tomar un vuelo a Buenos Aires, Argentina. Tengo una relación bastante sustentada en lágrimas, risas, peleas, orgullo, confianza, interés y compañía con mi hermana mayor. Es uno de mis mayores cómplices y un gran compañero de lucha. Me despedí con una fotografía y un abrazo, vi su silueta irse en conjunto con mi otra hermana, mi sobrina y cuñado. Mi mamá no aguantó las lágrimas a pesar de que le haría compañía a Puerto La Cruz, lloramos porque fue inestable la dureza, lloramos, nos abrazamos y entendí que no había porque llorar en una despedida, hay que sonreír, darse abrazos y votos de confianza. Mi hermana le dije que emprendiera su camino como individuo, que creciera en todos los aspectos en los que ella sentía carencia alguna, que fuera tan grande y maravillosa como ya lo es. La extraño cada día, me hace falta físicamente y espero que continúe su empoderamiento personal y físico.

Mi pareja... Wow, mi pareja y yo nos conocimos en bachillerato, en el penúltimo año de bachillerato, muchas personas suelen hablar muy mal de las relaciones en la adolescencia, en mi caso, tengo una relación en aspectos más allá de lo egoísta que ustedes pueden llegar a pensar. No soy egoísta, ni ella lo es. No nos tenemos en un pedestal, nos tomamos la mano y nos hemos apoyado en lo largo de casi tres años de habernos conocidos. La despedí el día de ayer, compartí la mañana y parte de la tarde con ella, intenté poner en practica una dureza no insensible, si no una emocional, una que acompaña, apoya y consuela. Nos abrazamos y le pedí que no llorase, no era momento para llorar, era un momento para renacer y aprovechar. Le di un beso, un abrazo prolongado y al día de hoy que se que esta en su proceso de emigrar.

No hay una conclusión aquí, más que sean personas balanceadas entre la dureza y lo sentimental, entre lo correcto y lo incorrecto. No hay manera correcta de juzgar el llanto de una persona que se va, seamos capaces de respetar y comprender a los demás.

Gracias por leer mi primer post.

Atentamente, Madelein