CARPE DIEM...

 Casi todos alguna vez hemos leído la expresión CARPE DIEM, pero sabemos que significa?...   

 Carpe diem es una expresión latina y su traducción literal es “cosecha el día”, cuyo contenido intenta alentar el aprovechamiento del tiempo para no malgastar ningún segundo. Fue concebida por el famoso romano Horacio, quien fue el principal poeta lírico  y satírico en lengua latina.  

 Según los historiadores, la frase completa popularizada por Horacio,  fue “carpe diem quam minimum credula postero”, que en español puede entenderse como el siguiente consejo: “aprovecha cada día, no te fíes del mañana”. 

 En ese sentido, esta conocida y recurrente expresión puede interpretarse desde dos puntos de vista: 

 1. Por un lado, es una invitación para que nadie deje pasar el tiempo. 

2.  Por el otro, es un consejo a disfrutar en tiempo presente, hoy, cada momento placentero de la vida, sin pensar en un futuro que no se conoce.  

Esta última acepción, actualmente, se considera leit-motiv ( la motivación) en la vida de muchas personas, quienes piensan que se debe vivir cada día como si fuera el último, sin considerar un mañana que es completamente incierto, pues nuestro destino puede cambiar de forma repentina e irremediable por  un accidente o una enfermedad, entre otros sucesos.     

  Vivir el presente nos debe ayudar a valorar lo que somos, lo que hemos alcanzado, y distinguir las herramientas para armonizar con lo que la vida nos ofrece en cada momento. En medio de las actuales incertidumbres y desasosiegos de los que nos anuncian un futuro cargado de amenazas, puede ser recomendable seguir el consejo de muchos sabios de vivir el presente. Carpe diem es una invitación a enmarcarnos en lo que tenemos entre manos, aquí y ahora, sin añorar tiempos pasados ni temer o desear un futuro incierto.  

  Sin embargo, y es también mi opinión, existen ciertos críticos que no están cien por ciento a favor de esta expresión latina y del consejo que nos otorga. Ya que el dedicarse a vivir el presente sin pensar absolutamente nada en el futuro, y no tomar las previsiones necesarias para que la vida en los últimos años sea tranquila y próspera, compensando así los esfuerzos de épocas tempranas, se considera una auténtica irresponsabilidad.