Babel: Hoy

in #writing6 years ago (edited)

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Un rayo furtivo se coló gentilmente por entre las rejas de su hogar y le produjo una sensación cálida en la sien, como si hubiera sentido la comisura de los labios de su madre en la frente. El sitio asignado por la justicia que él llamaba hogar había decidido pintarlo de los mismos dos tonos en que percibía el mundo, el blanco y negro son los únicos colores que conocía desde ese día. El beso en la sien es el recuerdo al que se aferra, un acto desinteresado que ha perdurado a través de décadas y que aún sigue vigente. Es su madre quien le entrego ese bálsamo escrito en piedra y que perdurara por eones o al menos hasta que él tenga fuerzas.

Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz, comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas. (Efesios capítulo 5, versículo 8 al 11). El padre Pablo terminó de leer dicho fragmento y acto seguido siguió conversando con el condenado. Al padre le maravillaba una y otra vez el impacto que esas palabras tenían en su alma, aun después de haberlas leído tantas veces. Era la cita más efectiva a la hora de encaminar al hombre hacia la luz, porque la luz es cálida y la oscuridad es fría hermano, le dijo a Santiago. La oscuridad es solo ausencia de luz por lo tanto la oscuridad depende de la luz, el padre Pablo se maravillaba al darse cuenta como la física hacia que sus palabras se asentaran en una base más sólida.