¿Solos o acompañados?

  La soledad es un estado de vivencia aclamado por algunas personas pero, rechazados por otra y, esta experiencia debatible la consagra como un tema interesante de conversar por ello, me complace unirme a esta dinámica que ha auspiciado nuestro amigo @cruzamilcar63 . Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Nuestra esencia natural es una de las más complejas de comprender y, a pesar de que existen diversas teorías que nos ayudan a entender mejor nuestras actitudes, aún seguimos con muchas dudas. Partiendo de esta característica incomprensible que tenemos las personas es que nos cuesta asimilar por qué algunas personas disfrutan estar solos mientras que otros necesitan estar acompañados.

  Independientemente de la preferencia que tengamos es importante tener en cuenta que, socializar siempre será nuestro método natural para desempeñarnos efectivamente como seres individuales o colectivos por lo tanto, no debemos anular al 100% la compañía o soledad ya que, necesitamos de ambas para evolucionar y al mismo tiempo, equilibrar.

  Me caracterizo por ser una persona que está en la etapa donde se aprende a valorar una buena compañía al igual que la soledad y, gracias a esta particularidad puedo decir con toda certeza de que si la, o las personas que nos rodean no van a sumar puntos positivos a nuestro bienestar y crecimiento; es preferible quedarnos solos porque, tiende a ser muy daniño estar con alguien que más allá de transmitirnos tranquilidad, lo que hace es llevarnos a un camino turbulento en el cual ni siquiera con nosotros mismos nos vamos a sentir bien y tampoco tendremos paz.

  El equilibrio emocional siempre debe ser nuestra prioridad y, lamentablemente algunas personas no pueden ayudarnos a alcanzarlo por lo tanto, en casos como estos es donde la soledad es nuestra mejor opción ya que, nuestro bienestar merece la mejor calidad y si en esa búsqueda la compañía no es una opción, está bien estar solos un tiempo.

  En la vida siempre debemos apoyarnos del equilibrio porque cuando tenemos exceso de algo, el caos tarde o temprano estalla. Partiendo de esto es que sí considero que la soledad en algún punto es necesaria ya que, a pesar de que disfrutemos estar acompañados de las personas que consideramos vitaminas, no debemos negarnos un tiempo en solitario porque durante ese período vamos a poder conectar con esencias, recuerdos o sentimientos que nos impulsarán a meditar de una manera más profunda e incluso específica y aunque algunas personas lo duden, esos momentos a solas también son vitamina para nuestra alma.

  Particularmente tengo como hábito obsequiarme una hora diaria para mí sola. Durante ese período logro un nivel de meditación que me permite equilibrarme con el bienestar que me generan las personas que forman parte de mi círculo social cotidiano y, les confieso que desde que practico este hábito aprendí a valorar más la soledad al igual que la compañía ya que, ambas me enseñan a ser mejor persona.

  Cuando una persona quiere vivir aislado en todo momento, es porque algo en sus emociones no está bien y más allá de ver esta reacción antinatural, debemos evaluar qué está sucediendo con ella o nosotros mismos si somos los que estamos optando por esta alternativa ya que, de esta manera vamos a prevenir algún problema emocional que nos complique la vida. Sin duda, el aislamiento excesivo está muy romanceado o subestimado y esto no es así porque una cosa es que queramos pasar un tiempo solos, a estar totalmente aislados de la interacción social.

  Existen muchos estigmas sociales sobre el aislamiento e incluso, también fomentan mitos de las personas aisladas pero, por experiencia sé que esos aislamientos son un grito silencioso de alguien que pide ayuda por lo tanto, observemos bien a quienes se aíslan en exceso para poder brindar nuestra mano amiga.

  Esta frase me trasladó a mis momentos cuando estaba sumergida en la depresión porque, a pesar de que siempre estuve rodeada de mi familia, amigos o compañeros, realmente me sentía sola y, es una sensación que aunque le atribuya un nombre, no va a describir plenamente la soledad que sentía y honestamente, es algo que ninguna persona merece sentir porque en ese estado nos vamos dando cuenta como nuestras emociones se van apagando lentamente hasta llegar al punto de no querer tener la compañía ni siquiera de una mascota y, definitivamente esto es peligroso para nosotros a nivel individual o social.

  Debido a esto es que pienso que, cuando una persona no siente que forma parte de un contexto social, es porque algo no está funcionando bien en nuestro interior y más allá de decidir emprender un aislamiento radical, hay que buscar ayuda ya que, sentir ese nivel de soledad no es bueno.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!