Cuando una pareja se une en el vínculo del matrimonio, bajo las leyes de la Cristiandad, al ser bendecido por Dios, tendrá un escudo contra ese sentimiento malsano. Porque cuando quiera presentarse, Dios lo espantará de nuestras vidas, así como el buen Pastor espanta al lobo que quiera dañar a sus ovejas.

Nunca falta que en el hogar se presente el sentimiento del celo, ya sea porque la persona comienza a desconfiar de su pareja o porque otras personas lo siembren en el corazón, pues puede ser alguien que cómo la serpiente del paraíso, movida por el sentimiento de la envidia, lo lleve para causar discordia, sembrándolo en el corazón de la mujer o del hombre.
Ya lo advierte
Corintios 1:13
Pero temo que así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo.
Nunca abandonemos la fe en nuestro señor que él siempre cuidará y protegerá a nuestro hogar de ese sentimiento perverso.