Choroní, mi segundo hogar.

Atravesar el Parque Nacional Henry Pittier para llegar a Choroní para muchos es adrenalina y para otros una especie de descubrimiento de la plenitud. Su carretera angosta y llena de curvas nos acelera el corazón, sus grandes e imponentes árboles nos abrazan.
En Aragua tenemos un paraíso llamado Choroní.

Este pueblito costero está lleno de detalles, sus casitas coloniales de grandes ventanales te dan la bienvenida pintadas de colores vivos. Su gente siempre es amable y tienen una vocación de servicio que solo he disfrutado ahí, quieren contarte sobre su pueblo (bueno - malo) y aconsejarte como disfrutarlo al máximo.

En Choroní te puedes instalar en Playa Grande que te maravilla desde que la ves, con la furia de sus olas y el azul de su inmensidad, o puedes tomar un peñero hacia Chuao, Tuja, Cepe y Valle Seco, otras de las bellísimas playas que ofrece la costa Aragüeña, cada una con sus particulares atractivos.

Lo cierto es que nunca quiero regresar a casa cuando estoy ahí, quiero seguir recorriendo las calles, hablando con cuánta persona se me acerca y escuchar los cuentos de los pescadores.

Choroní guarda aún esa tranquilidad de los paisajes Venezolanos, aunque la crisis económica también lo ha golpeado, continua brindando excelente posadas, hoteles y restaurantes para comer divinamente.

No quería subir a este post las típicas fotos que hemos visto antes de esta población, si no esas que he tomado de sus lugares sencillos, para compartirlas con ustedes.

Si no lo conoces aún te invito a visitarlo, sí ya lo conoces cuéntame qué es lo que más te gusta.

Todas las fotografías publicadas son de mi autoría, equipo Blu X8 - Alcatel A30